El país de los vicios
Lujuria
248 páginas | 18 euros
Avaricia
312 páginas | 18 euros
Juan Eslava Galán
Destino
La última propuesta de Juan Eslava Galán es un juego, una versión libresca de la Mesa de los pecados capitales de El Bosco. El lector puede elegir el lado destinado a los lujuriosos y dedicarse a imaginar deleites carnales o bien escoger la zona de la tabla donde se acomodan los que pecan de avaricia, que es uno de los grandes vicios nacionales.
Eslava Galán lleva décadas analizando la historia de las mentalidades y de la vida cotidiana que luego traslada con naturalidad literaria a sus novelas. Pero además acumula un jugoso anecdotario de los pecados capitales de la Historia de España, que también es otra de las señas de identidad de su narrativa. Colecciona estampas, fotografías, citas, objetos curiosos, estadísticas sorprendentes, periódicos del pasado e historias insólitas que luego incluye en sus novelas o en sus libros de divulgación.
Amenísimas son las dos primeras entregas de esta serie, que se inicia con Lujuria y Avaricia, centrada en los pecados capitales en la Historia de España desde el siglo XIX hasta nuestros días. En estas dos obras está el mejor Eslava Galán, el que sabe conjugar como nadie amenidad y trabajo de investigación, porque una anécdota aparentemente intrascendente tiene detrás esa gran tarea de recopilación que ya es la indudable marca de la casa. A través de brevísimos capítulos, el escritor va componiendo un fresco divertido y humorado, pero en el fondo profundamente inquietante porque el resultado es el retrato de un país que sin duda aparecería en los infiernos morales pintados en todas las épocas. Allí donde arden los pecadores que narrara Dante en su Divina Comedia.
El libro dedicado a la lujuria es puro Eslava Galán, con un humor sicalíptico que desvela pasajes impagables como los dedicados a los tronos reales. Ahí están las cinefilias de Alfonso XIII con sus encargos de películas pornográficas o las licencias lúbricas de la reina castiza, “Isabelona golfona”, de la que recuerda sus apariciones en las acuarelas atribuidas a los hermanos Bécquer —Los Borbones en pelota— en las que no faltaba ni siquiera la zoofilia más procaz. El autor sugiere paseos insospechados por los reglamentos de burdeles en una auténtica Carajicomedia de carajiventureros, así como los laberintos que llevan al secreto de corpiños, fajas, ligueros y enaguas. Y recorre Eslava Galán otros rincones preferidos para el fornicio en los tiempos oscuros como las últimas filas del cine —otra vez el cine, esa fábrica de sueños húmedos— donde asegura que “se percibía al final de las salas ese característico tufillo a coliflor hervida del semen revenido”. Y después de recorrer los caminos de perversión se adentra en otro florido jardín, pero esta vez lleno de espinas y de flores envenenadas, el de la philarguria o amor hacia el oro.
El imperio de la avaricia cuenta en España con una larga historia. “La codicia está muy arraigada en este reino”, escribía el oidor Pedro Vázquez de Velasco allá por 1561, cuando el oro, la plata y las riquezas de las Indias llenaban los caminos del reino.
En el volumen dedicado al vicio nacional del afán desordenado de acumular riquezas repasa capítulos memorables como el de la hija de Larra, que fue la introductora del timo de la esfera piramidal, o el rédito económico que se sacó de los esclavos africanos fletados a Cuba y así hasta llegar a los recientísimos casos de la banda de los Pujoles, Gürtel o Bárcenas, “ese hombre con pinta de galán otoñal de película italiana de los cincuenta”.