Ángeles caídos
Con el cielo a cuestas
Gonzalo Suárez
Random House
192 páginas | 15, 90 euros
La realidad es una sombra de sombras. Un ensueño pirandelliano en el que un escritor entra y sale de una novela para pasear con una enfermera pelirroja por el Père Lachaise en busca de la tumba de Colette, y de su intervención como personaje. También de los pasos de Lorenzo Massaní, un hombre que se busca a sí mismo, cojeando en la vida, en la memoria, en el amor que tiene diferentes formas de ser. Gonzalo Suárez lo llevará desde una trinchera española de la Guerra Civil a París en busca de un ladrón de la alta sociedad, de un amigo argelino que manda su sueldo al Frente de Liberación Nacional y donde seguir huyendo del exilio. No sabe que la mañana que la Marsellesa bautiza la entrada de un barco en el mar, comenzará una travesía en la que una pintora le pedirá ayuda para ocultar un cuadro con el secreto de un paisaje de mujer. Tampoco que la cazadora que le robaron en una playa, que el lienzo que desaparecerá, lo mismo que un brazalete de oro y una pistola, le enseñarán que las cosas perdidas duelen más que las cosas rotas, porque lo que se rompe acaba para siempre y lo que se pierde sigue existiendo sin uno.
Con el cielo a cuestas, Gonzalo Suárez recupera una novela escrita en París a mediados de los años 50 y que, después de perder, reencontró para revisar y dar vida a una escenográfica historia de suspense y cóctel literario con el toque de vodevil de esos pasadizos que se abren y se cierran en mitad de los secretos, de las conversaciones y de los sueños que nos sueñan entre la realidad, las máscaras y las ficciones que cada uno aspira a ser. Siempre le ha gustado a Gonzalo Suárez jugar sus narraciones con lenguaje cinematográfico, el surrealismo onírico, las atmósferas estéticas y los contenciosos entre los personajes y las relaciones que forman. Frederica, una bella mujer con atributos de hombre, esposa del doctor Gallet y amante de Nora. Una es manipuladora, sofisticada y con una conflictiva transexualidad, y la segunda es una pintora noruega, encadenada a Frederica por una relación impetuosa y ambigua. Otra relación es la que une a Arlette, una mujer invisible, igual que Nora, y al antihéroe Massaní, atormentado superviviente que carga hortalizas de madrugada y piensa en regresar a las montañas de España para cicatrizar una herida moral.
Gonzalo Suárez maneja con ritmo el suspense calculado de la trama, la mueve fragmentariamente entre el tiempo en el que sucede, el que habita el narrador que se interroga acerca de los personajes y se distancia dispuesto a dejar que lo imprevisto se cuele en la historia, y en el pasado del París de la Segunda Guerra Mundial. La ciudad por la que se persiguen, se esconden y se amenazan los protagonistas, junto con un joven que colecciona pájaros con ojos de cristal que llueven del cielo y un escritor que traduce al francés la correspondencia entre Joyce y Ezra Pound. Ninguno sabe que cuando son protagonistas de los relatos que entreteje Suárez entre sombras y pistas falsas para extraviarlos como ángeles caídos, la Alicia de Carroll cruza en tren un instante de la novela. En la que también cada uno de ellos cruza un espejo: el de la mentira, el del miedo, el de la culpa, el del amor, el de la venganza, el de la muerte, el del deseo. El de la noche en la que París se llena de fantasmas que regresan de la fiesta, mientras en la rue des Écoles un coche atropella a Roland Barthes; en el número 29 de la rue Madame, Camus escribe su alegato contra la pena de muerte, y en el Palais des Sports, el campeón de los pesos pesados Charles Humez derriba con la zurda a Germinal Ballarin. Pero como Con el corazón a cuestas es una historia de amor, de fondo también deja que el lector escuche a Miles Davis tocándole el saxo a Juliette Gréco.