Naufragios de Venecia
Adriático
Eva Díaz Pérez
Fundación José Manuel Lara
Premio Málaga de Novela 2012
246 páginas | 19 euros
Venecia es un ángel caído con forma de león. El cadáver de una mujer hermosa flotando dentro de un espejo que refleja la elegante decadencia de Europa. La misma Europa que esconde sus pecados, sus vicios y sus derrotas detrás de la máscara de Venecia. Igual que la ciudad oculta su seductor corazón narciso y sus naufragios bajo la máscara de la laguna. Lo sabe y lo narra Eva Díaz Pérez en Adriático. Un perfecto trampantojo literario sobre el pasado que se esconde en el presente, en torno a la reconstrucción del pensamiento de una identidad cultural, a una saga familiar, a la escenificación de las ilusiones ópticas y los pequeños tesoros emergidos del olvido.
Su novela es un atmosférico viaje veneciano a través de la realidad, las ficciones y los fantasmas de una Europa que termina ahogándose, bajo el peso de su Historia, en las aguas melancólicas del Adriático. Durante su lectura, el lector se convierte en un fantasma más de la envolvente familia espectral del protagonista, Vittorio Brunelleschi, hombre sin ambición, exiliado de sí mismo, desvaneciéndose lentamente, al ritmo de una música de cámara, en el interior del Palazzo del Aire donde aguarda el último viento con el que redimirse y recuperar la esencia de lo que fue. Lo que definitivamente es, después de que el tiempo haya moldeado la tristeza rilkeana de su alma. Igual que ha hecho la laguna con los objetos rescatados que él cataloga, con la ayuda del enigmático Pietro Lotto, en un inventario de fantasmas parecidos a los de su familia y que, al igual que los Brunelleschi, nos van narrando otras vidas, otros secretos de la ciudad que tiene su aura, sus límites, una ensoñación de sí misma. Todas la tienen. Por eso es fácil convertirlas en escenarios, en telones de fondo donde la escritura desenvuelve historias. Pero en el caso de Venecia, es la pintura la que mejor la aprehende y la expresa, aunque el artista esté contado con palabras. Es muy evidente en Adriático, en cuyas páginas Eva Díaz Pérez compone bodegones, ilusionismo arquitectónico, frescos, studiolos, jardines, escaleras y un espejo de Claude para encuadrar paisajes que son personajes claroscuros o de suave colorido y, a la vez, encuadres en los que cobra sentido la huida existencial del protagonista. Vittorio Brunelleschi en busca de su memoria e identidad en Venecia, tras haber sido un fingimiento de sí mismo entre su ciudad y Trieste.
No solo hay en Adriático hermosos, peculiares y enigmáticos objetos perdidos que permiten un recorrido por la Historia de Venecia y por la historia de los excelentes personajes de paso que se perdieron a sí mismos al extraviar el simbolismo de cada uno de sus objetos. Hay fascinantes fantasmas: fáusticas bailarinas de aire, espectros de humo de tabaco y de silencio encabellado con pelo de difuntos como Agnese, Cosimo y Fabio. Y también hay un viaje por la literatura francesa sobre el espíritu veneciano. Está Paul Morand y su maravillosa novela Venises, con el marco escénico de la ciudad vinculada a la biografía por la que desfilan los recuerdos y vivencias del escritor; la dimensión pictórica de la percepción abismal de Les dimanches de Venise de Michel Mohrt, o Emmanuel Roblès que narró en Venise en hiver el carácter caduco de la belleza humana como expresión cruel y engañosa de la existencia. Espléndidas lecturas documentales que Eva Díaz ha hecho suyas, filtrándolas en un homenaje morandiano cuya trama se enriquece con los afluentes temáticos de la fatalidad del destino y los misterios que ocultan los cementerios de trasatlánticos y las viejas maletas que Pietro Lotto colecciona. Al final, la lectura de Adriático nos descubre que Venecia también es un fantasma que aguarda desmayarse del todo entre sus aguas.