“Escribir con humor toma más tiempo que la literatura seria”
Entrevista con David Safier
Una periodista de televisión que solo piensa en el éxito, una treintañera escéptica con el amor, una maestra que sueña con escritora de musicales y una sacrificada e insatisfecha madre de familia son las víctimas de su propia miopía emocional en las novelas de David Safier. El escritor alemán que, desde la aparición en 2009 de Maldito Karma, publicada por Seix Barral, no ha dejado de cosechar el favor y la risa de los lectores españoles.—Jesucristo y Shakespeare son algunos de los protagonistas de sus novelas. La religión y la literatura. Dos mundos difíciles de caricaturizar.
—Estas historias no son caricaturas per se. Una es una historia romántica con Jesús como protagonista y la otra una comedia sobre Shakespeare con los ingredientes de los temas y personajes de Shakespeare. Y las tratan sobre los seres humanos con sus luces y sombras. Y ¿de dónde obtenemos algo más humano que de la religión y la literatura?
—Posteriormente, en Una familia feliz construyó un divertido cuento de hadas para adultos. ¿La tradición de los cuentos infantiles pueden adaptarse para los adultos?
—Un crítico me dijo una vez: “usted escribe películas de Pixar para adultos”. Y creo firmemente que sí, que a los adultos les encantan los cuentos de hadas y podemos contar historias de ese tipo tanto para ellos como para los niños.
—Esta historia aborda los monstruos que tiene la vida y que más tememos. ¿Es su libro más moral?
—Cada uno de mis libros tiene algo que decir acerca de la condición humana. Son libros para entretener, pero también todo el mundo puede aprender, si quiere, una moraleja sobre cómo se enfrenta a sus emociones o vive sin valorar lo que realmente es importante y procura el sentido de la felicidad.
—Su última novela, ¡Muuu!, es una rebelión con animales muy humanos y hombres muy bestiales. ¿Un homenaje a Rebelión en la granja de Orwell?
—Es un homenaje a todas las fábulas que se publicaron antes, desde Esopo a La Colina de Watership de Richard Adams y, por supuesto, a Orwell, también.
—Las protagonistas de sus libros son mujeres que padecen confusiones del corazón y pérdida de autoestima. ¿Por qué cree que tiene tanto éxito este perfil de antiheroína?
—Cuento historias en las que la gente normal tiene experiencias fantásticas y excepcionales. Las historias son tan fantasiosas, que para que la gente crea en ellas, los personajes tienen que ser muy humano y cercanos, con los mismos sentimientos y defectos que el lector. Y las mujeres son las que mejor expresan sus emociones, y muchas veces con un liberador sentido del humor.
—La identidad, las falsas apariencias, los tópicos y las complejidades humanas. Detrás del ingenio usted esconde una crítica mordaz al mundo actual.
—Trato de dar a mis novelas muchas capas y matices cuando se trata de humor. La sátira, los comentarios acerca de la sociedad, de las relaciones laborales y humanas, el romanticismo, las payasadas, el racismo, la familia, etc. Todas estos estratos tienen su lugar en mis novelas porque son un reflejo de la vida.
—En sus libros predomina también la comedia al estilo Billy Wilder. ¿Qué otros referentes tiene?
—Están las películas de Wilder y también las de Chaplin o las de Woody Allen. La huella del cómic, Astérix o el Pato Donald, la de la televisión con series como El ala oeste de la Casa Blanca o Buffy, en las sitcoms. Y también hay detrás libros como la Guía del autoestopista galáctico. He leído y visto mucho desde mi infancia y todo eso influye subconscientemente cuando escribes.
—¿Cómo es posible que los mismos “gags” provoquen risa en países tan distintos?
—Escribo sobre temas universales que son lo mismo para todas las personas, independientemente de donde vivas.
—¿El desafío literario del humor está más en el fondo o en la forma de los temas que aborda?
—Escribir con humor toma más tiempo que la literatura seria. Una broma sólo funciona si está redactada en un solo sentido. Puedes escribir sobre la misma emoción de muchas maneras, pero con el humor sólo hay una solución para escribir cada frase.
—¿Qué le cuesta más encontrar, la voz, el tono, la estructura?
—La elección más difícil es encontrar el personaje principal.
—¿Cree que está reconocido el valor de la risa como valor literario?
—El sentido del humor es imprescindible. Me gusta el humor amable que permite reformular la visión de las cosas pero detesto el que resulta fácil o persigue el insulto. Y no me puedo quejar, mis lectores me dan amor y es una fantástica recompensa.
—Usted, al igual que Timus Vernes, es alemán. ¿La seriedad es otro tópico como los que derrumba en sus libros?
—En Alemania existía una tradición humorística que se acabó con los nazis. Desde entonces el humor no se percibió como algo positivo y sólo se aceptaba el humor inteligente de Günter Grass. Ahora hay programas de sátira en televisión y los jóvenes están más predispuestos a cómo el humor es una forma de mostrar y comprender la naturaleza humana.