El arca de Noé
La trama oculta
José María Merino
Páginas de espuma
285 páginas | 17 euros
Este lector, que tiene el placer de reseñar este conjunto de relatos, le debe a Merino el título, pues es el propio autor quien al ponerle una breve nota a su colección de relatos la ve como un “arca de Noé”. Su último libro sí que tiene algo de arca de Noé, de personal antología, de reunir, de aquí y de allá, relatos que forman parte de las historias que le gusta escribir. Cuentos realistas, cuentos fantásticos, los que le han hecho a Merino un maestro del género y también en un respetado teórico del género a base de frecuentarlo. Están sus modos y maneras, su buen hacer, pero uno, lector, que envejece a la vez que el autor, encuentra en esta lectura una suave melancolía que lo envuelve todo como una inquietante bruma.
Me sorprende en este conjunto de relatos su mirada a la niñez, y esa visión espléndida y contenida, como es su prosa, siempre atraviesa buena parte de estas historias que van precedidas, casi todas ellas, de una breve nota a modo de advertencia. Quién sabe si este subrayar el tono melancólico es buscado, si esa sensación agridulce se la produce al lector o al escritor la edad. Pero esta melancolía suave, como un fragmento de luna pugnando por salir a la luz entre un mar de nubes, no determina la dirección de la colección. Merino sigue siendo un maestro de la distancia corta, y en ella cabe el humor, la mirada cómplice e irónica, el juego de las apariencias y la muerte con la misma guadaña pero con diferentes tonalidades en el tiempo infantil o en el declive otoñal. Por aparecer hasta aparece, como no podía ser de otro modo, el profesor Souto, ese personaje nada molesto, discreto, pero que nos viene acompañando −al escritor, al lector− desde hace tiempo.
Hay también sombras de recuerdos personales que incluso se perciben hasta en los momentos más luminosos del tiempo de los niños −muy hermoso ese relato de vacaciones veraniegas, de niños atravesando la raya que te lleva al otro lado, a la vida adulta, con cabeza de estatua en el fondo de las aguas−, parece un día de sol a la orilla del mar. En otros relatos, en cambio, asoman sombras amenazadoras, la trama oculta de la vida.
En un arca de Noé cada lector hará su selección particular, escogerá de aquí y de allá, pero me gustaría recordar un relato que me parece significativo porque en él se recoge todo lo expuesto. El relato que está protagonizado por un fiambre leonés de origen prerromano −es Merino quien lo dice en cursiva en sus estimulantes pórticos−, por un sabor de su infancia. Y este no es otro que el de la cecina. No sé si hay muchos relatos dedicados a la cecina, pero este de Merino, además de sabroso, no tiene desperdicio.