El poder de lo inesperado
Mi color favorito es verte
Pilar Eyre
Planeta
336 páginas | 20 euros
Aventurarse en los terrenos del amor loco supone correr un riesgo considerable. Hay sobre él una sospecha de romanticismo exagerado, de fiebre adolescente que lo puede hacer inverosímil. Sin embargo, existe y existirá, aunque sea sólo en destellos, los que abrasan las novelas sentimentales y melodramáticas, y los que dieron pie a André Breton a considerar esa locura transitoria como subversiva, después de encontrar en 1934 a una joven pintora en un café de París.
Pilar Eyre ha sido consciente del peligro de la exageración de ese amor loco, tema central de su novela Mi color favorito es verte, pues ha evitado sus perfiles más temerarios de dos maneras. Primero, aplicando al relato buenas dosis de autoironía, de humor respecto a sí misma, lo que resta transcendencia al desvarío amoroso y lo pone con los pies en el suelo. Y segundo, reivindicando la propia experiencia vivida, el poder que tiene lo inesperado a una edad, los sesenta años, en la que ya no se esperan grandes acontecimientos. Si a ella, protagonista según ha confesado de esta historia, le ha ocurrido esto, enamorarse perdidamente de un hombre al que conoció por casualidad en un restaurante, ¿por qué no va a contarlo?
La historia coloca en el centro de la acción a una mujer madura que, en el mes de agosto, sale a cenar con unos amigos. En una mesa contigua se sientan un hombre cuarentón y francés, y su hija adolescente. La mujer tiene un pálpito y entabla conversación con ellos. Queda con él, hay escenas en la playa, en la casa, pasan tres días juntos de entrega total. Sébastien se va porque en teoría es periodista de guerra y tiene que desplazarse a Siria, donde desaparece por un posible secuestro. Ella se queda en Barcelona enganchada de su amor y empieza a investigar la turbia historia de su amado, que no es exactamente lo que aparenta, como se demuestra en un sorprendente final.
Hasta aquí el hilo central de la historia, finalista del Premio Planeta 2014, en la que también cuentan mucho las ramificaciones. A la luz de Mi color favorito es verte, una de las cosas que más claras quedan es que tanto cuenta el amor real, vivido y tasado, por así decirlo, como el amor imaginado, la película que cada amante se monta en su cabeza y mantiene viva la relación. Más en esta novela donde Sébastien ha desaparecido y en la que su amante sigue su sombra, y en la que los personajes secundarios adquieren una gran importancia. Los amigos de la narradora, su hijo, la persona a través de la cual mantiene un débil contacto con el francés, su editor, viejo conocido de la juventud y de militancia política. Con ellos y con la presencia ausente del coprotagonista monta Eyre un universo narrativo de fondo dramático y tono de comedia, optimista y atenta a los detalles cotidianos, a las costumbres personales.
La escritora cambia su registro con este libro, después de biografías del último maquis español, el anarquista Quico Sabaté, de la reina Sofía, o de relatos de narrativa histórica como Ena. La novela, sobre la vida íntima de Victoria Eugenia de Battenberg, reina de España por su matrimonio con Alfonso XIII y nieta de la reina Victoria de Inglaterra.
Especializada en hurgar en las entrañas de personajes históricos, por lo general relacionados con la monarquía española, pone su bisturí en las suyas propias en esta novela que transita entre la autobiografía, el sentido de la trama con la búsqueda de Sébastien y un retrato de la Barcelona chic.