Memoria y vida
Nombre entre nombres
Jacobo Cortines
Renacimiento
64 páginas | 12 euros
Es esta la última entrega poética de un autor que a lo largo de más de treinta años ha ido forjando su obra hacia dentro y siempre desde el sosiego, la inteligencia y la luz. Jacobo Cortines (Lebrija, 1946) bebe de una tradición de poesía clásica que hunde sus raíces en el Siglo de Oro español y, especialmente, en el senequismo de su escuela sevillana, pero también en la gran poesía universal, de Petrarca a Shakespeare. No hay ruido, estridencias ni excesos en esta poesía contenida y fiel a su propia voz que sabe medir la emoción en justa dosis y trascender la anécdota personal para transformarla en vehículo de esas dos compañeras cada vez más insólitas de la creación artística: verdad y belleza.
En un libro dividido en cuatro partes bajo los títulos “Escenarios”, “Ausencias”, “Contrapuntos” y “Nombre entre nombres”, se nos presentan diez textos breves y un extenso poema final que da título al libro y en torno al cual parece articularse toda la estructura del poemario. En todos hallamos una constante en la poesía del autor: el protagonismo del paisaje como escenario del recuerdo o como estado del alma, como legado familiar o incluso como estela del paso de los seres queridos por el mundo. Pasión y paisaje (1984) se tituló, no en vano, el segundo libro del poeta.
Si en la primera de las secciones predomina el detalle pictórico y la clara arquitectura, la segunda, donde se imponen las tonalidades oscuras de un neosimbolismo no exento de elementos oníricos, tiene como eje el tema de la muerte. El poeta dialoga con sombras y espectros en jardines de ausencia y salones invadidos por la nostalgia, pero también descubre la presencia redentora del amor salvífico que devuelve a la vida, como en “Buenas noches”.
Realidad y sueño vuelven a mezclarse en la tercera sección, tres poemas (“Nightmare”, “Bajo los párpados” y “Ahora”) que nos hablan de invisibles fronteras entre la noche y el día, entre el reino de los muertos y el recuerdo y el reino implacable (pero también, para el poeta, esperanzado) de la vida. Aunque en contraste con ellos la sección culmina con la luminosa mirada al pasado de “Olas de ayer”.
Pero las secciones iniciales no parecen ser en este libro sino un preludio del extenso poema final que, al amparo del apotegma juanramoniano (“intelijencia, dame / el nombre exacto de las cosas”), nos conduce a través de un recorrido introspectivo e íntimo por su historia familiar y sentimental. Recorrido no exento de dolor y de nostalgia, pero que se revela al fin como un camino “de la desesperación a la esperanza / del destierro al retorno / del desaliento al entusiasmo fértil”.
A través del diálogo con la tradición, el verso clásico y la emoción contenida, Cortines construye un poema denso y alusivo donde la vivencia personal se transforma en narración poética para dar como resultado un texto meditativo y sereno donde se mezclan la elegía y la celebración. Hallamos en él las huellas de la poesía de la soledad y del canto a las ruinas, y también el anhelo horaciano de una naturaleza que otorga la paz y el retiro al tiempo que concede una lucidez purificadora de la visión. La clara visión del reencuentro con la propia identidad (“y me siento enlazado con el tiempo, / pero en ningún pasado, en un presente / que es a su vez infancia, vejez, todo, / suma de eternidades […] así me afirmo y mis raíces hundo / en este nombre que es memoria y vida”). El necesario retorno a lo que somos en la reconstrucción de la memoria.