Geografías de paso
Tampoco son un invento de ayer, como precisa Pablo Strubell, que cita como antecedentes los portulanos, las orientaciones a los peregrinos o los relatos de los viajeros ilustrados y como verdaderos pioneros, ya en el siglo XIX, a los editores Baedeker y Murray. De entonces acá se han multiplicado las propuestas, cada vez más centradas en un público concreto, que en el caso de la edición española abarca tanto traducciones de colecciones europeas de prestigio como series expresamente concebidas, enumeradas por Strubell en un completo panorama que da idea de la amplia oferta disponible. Una de aquellas, Lonely Planet, celebra este año su XL aniversario junto a los socios españoles de geoPlaneta, cuya directora editorial, Olga Vilanova, se ha ocupado de hacer balance. Por su parte, la secretaria general de la Sociedad Geográfica Española, Lola Escudero, evoca la edad de oro de las exploraciones que arrancó con las campañas napoleónicas y culminó con las expediciones polares.
En conversación con Tomás Val, el empresario y político Javier Gómez Navarro, que ha reunido una de las bibliotecas privadas de viajes más importantes del mundo, habla de los beneficios del comercio o la tolerancia y analiza el sector del turismo en España, necesitado en su opinión de un cambio de modelo que apueste por la calidad y rentabilice en mayor medida la presencia de los visitantes. Volviendo a los orígenes y trazando desde ellos una cartografía literaria del viaje, José María Merino se remonta a navegaciones legendarias —como las de Jasón u Odiseo— que están inscritas en el imaginario mítico de Occidente, pero menciona asimismo los relatos de viajeros reales como el sorprendente periplo del cartaginés Hannón, las maravillosas historias de Marco Polo o las crónicas del descubrimiento de América. El moderno relato de viaje, dice Merino, acaso se inicie con Laurence Sterne y será en la edad romántica, seducida por el exotismo, cuando alcance mayor auge.
Entre los viajeros contemporáneos, unos volvieron la vista a los paisajes familiares, como en España los noventayochistas, y otros la dirigieron a lugares remotos, como Chatwin o Theroux, pero en última instancia es la mirada del escritor lo que confiere interés a lo narrado. Autores como Magris, Nooteboom o entre nosotros Javier Reverte demuestran la vitalidad de un género que, como dice el propio Reverte, tampoco precisa de guías o no al menos de las guías completas. Es el viajero, enfrentado a lo que ve, quien acaba trazando su propio camino.