El alma dostoievskiana
Valor
Clara Usón
Seix Barral
320 páginas | 19 euros
En la obra narrativa de Clara Usón se aprecian algunos rasgos definidores. Le gusta ahondar en conciencias atribuladas que explora con tintes enfáticos, un tanto dostoievskianos. La indagación psicológica la pone al servicio de una literatura moral, pero en lugar de encerrarla en un puro ámbito intimista le añade alcance colectivo e histórico. En cuanto a la forma, se atreve a algunas osadías que, en el fondo, suponen algo así como la voluntad de darle aspecto moderno a historias de base bastante convencional. En su situación de escritora con una obra en marcha progresivamente más interesante a la vez que en un momento de madurez creadora, parece como si aprovechara el bagaje acumulado hasta la fecha para escribir Valor. Las salvajadas cometidas en los Balcanes en nombre de la ideología racista y del nacionalismo fanático que fustigó en el libro anterior, La hija del Este, vuelven en éste. Ambos comparten también la mezcla de historia real e invención. Además, la presentación de peripecias paralelas con un desenlace sorpresivo utilizada en la amarga crónica generacional Corazón de napalm reaparece en Valor.
Estas coincidencias no quieren decir que la escritora barcelonesa caiga en la comodidad de repetirse sino que indican un firme criterio de qué le interesa contar y cómo hacerlo. Valor contiene tres historias que podrían funcionar como narraciones independientes, auténticas novelas cortas, si la última no descubriera los vínculos que guardan entre sí. El estudio de un libro escolar de Historia por una adolescente rebelde, Mar, suscita el relato de la fracasada sublevación de Fermín Galán en Jaca. El desencuentro de la chica con su madre, Mati, provoca un grave percance a la hija y esta, en un raro ejercicio de ventriloquia, refiere las atrocidades cometidas por los croatas sobre los serbios durante la guerra mundial a través de las andanzas de un furibundo sacerdote antisemita refugiado en España. La penosa historia de Mati con un gigoló cierra la tripleta de líneas narrativas, que se expanden mediante más anécdotas y variados personajes.
Constituye todo un reto darle unidad intencional a materia tan dispersa. Las dos interpolaciones históricas van un tanto a su aire y tienen un carácter complementario por la fusión de contrarios: la rectitud y honestidad del capitán republicano y la vileza del cura trabucaire y sus secuaces. En ambas, además, la autora pone en su diana la intransigencia de los poderosos y la criminal opresión de la gente común. La historia de Mati, directora de una sucursal bancaria que ha llevado a la ruina a sus confiados clientes, paga tributo a algo que se está convirtiendo en rutina de nuestra última novela, el testimonio de la crisis económica actual, y tiene voluntad de denuncia. Al mismo tiempo, los personajes ejemplifican la variedad de conductas humanas, entre lo positivo y lo abyecto, al afrontar las metas buscadas. De todo hay en la novela: idealismo, escrúpulos, egoísmo, bestialidad, escapatoria pseudomística, mala conciencia y, de manera destacada por ser el gran conflicto moral de Mati, sentimiento de culpa.
La complejidad del alma es el mortero que la autora fragua con sus dramáticas historias sobre la guerra de los Balcanes, la fallida sublevación republicana en Jaca y la actual crisis económica. Me parece que el fragmentario modo de contarlas requiere esfuerzos innecesarios del lector. Y la dura anécdota última hace concesiones al documento social en exceso costumbrista. A pesar de estas reservas, Usón logra, en conjunto, una parábola humana densa y emotiva.