El tiempo de la poesía
María Victoria Atencia y Julia Uceda inauguraron el V Encuentro Poesía en Vandalia
Julia Uceda y María Victoria Atencia fueron las autoras encargadas de inaugurar en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras el V Encuentro Poesía en Vandalia, organizado anualmente por la Fundación José Manuel Lara. También en esta ocasión, la cita fue un éxito de convocatoria y tuvo gran reflejo en los medios, que dieron noticia de las tres sesiones en las que participaron además las poetas Juana Castro, Ángeles Mora, Carmen Camacho, Sofía Castañón, Ana Rossetti, Luisa Castro, Pepa Merlo y Elena Medel, diez nombres representativos de la poesía actual escrita por mujeres.En la primera jornada, Uceda y Atencia, dos voces incuestionables de la generación del medio siglo, leyeron muestras de su obra y dialogaron con Jacobo Cortines en torno a diversas cuestiones: el poema como indagación o forma de conocimiento, la extrañeza inherente al hecho poético, la palabra como respuesta o tentativa de diálogo con otras artes, la clásica oposición entre verdad y belleza, el componente irracional de la creación y esa sensación de que el poema escrito, como decía Uceda, “no es nuestro poema” o no lo es del todo, la resignificación que adquieren los versos a la luz del tiempo —de la que ambas autoras ofrecieron ejemplos conmovedores—, la emoción estética como alimento o estímulo, o la poesía entendida no como oficio sino como forma de vida. “La del poema —afirmó la sevillana— es una verdad un poco rara, que rompe el tiempo. El tiempo del reloj no tiene nada que ver con el tiempo de la poesía”.
Las dos jornadas siguientes plantearon sendas mesas redondas moderadas por Ignacio F. Garmendia, en las que el resto de las poetas participantes leyeron sus versos y abordaron temas como la tradición oral y el legado de la cultura no escrita, la parodia de los mitos o los personajes heredados, el peso de las situaciones cotidianas o históricas en el lenguaje, la complejidad de un yo poético que está necesariamente relacionado con los otros, la ficción que caracteriza cualquier tentativa autobiográfica, el aforismo poético como una forma de expresión diferenciada del pensamiento o que va más allá de la mera reflexión, la vuelta al compromiso en algunas poetas que compaginan el verso y la militancia, o la mirada de género en las autoras de las últimas generaciones.
También se habló de las predecesoras y del lugar que ocupan en un canon necesitado de revisión crítica, o de cierta imagen estereotipada de la poesía escrita por mujeres —sentimental, intimista— que induce a creer a las poetas encerradas en su mundo privado, una imagen que no refleja la riqueza de los itinerarios personales ni la diversidad de las obras, de cuyo rescate y difusión se han ocupado algunas de las invitadas al Encuentro. En anteriores ediciones, participaron en Poesía en Vandalia otras poetas como Chantal Maillard, Blanca Andreu, Olvido García Valdés, Almudena Guzmán, Ángela Vallvey, Nuria Barrios, Aurora Luque, Pilar Adón o Erika Martínez.
De las ausencias y el paso del tiempo
Vandalia publica el nuevo poemario de Juan Cobos Wilkins
Tras su anterior libro de poemas, Biografía impura, el onubense Juan Cobos Wilkins vuelve a la colección Vandalia con El mundo se derrumba y tú escribes poemas, marcado en palabras del autor por las ausencias, las pérdidas, la asunción del dolor y la conciencia del compromiso solidario con el sufrimiento del otro. Construido con, desde y sobre el vacío, el poemario tiene el paso del tiempo como ritmo mismo de sus versos en los que se abren la transparencia de la infancia y el hálito del amor, capaces —a pesar de que el mundo se derrumba— de lograr todavía la magia, el asombro, la alada metamorfosis que desafía a la muerte.
—¿En qué momento de su vida llega este nuevo libro de poemas?
—Todos los momentos son el momento. Pero es cierto que la escritura del libro se ha producido en un tiempo que responde a lo que su título indica: yo veía y sentía que una cierta forma de vida vivida, un cierto mundo habitable y habitado, se desmoronaban en paralelo a la propia existencia. Lo que no imaginé hace unos cinco años cuando surgió el primer poema es que el título iba a resultar tan ajustado a la realidad que nos acechaba, tan espejo de ella.
—¿Escribir poesía le ha servido para sobrevivir estos últimos años?
—Acordándome de Tranströmer, diría que la costa estaba baja y si la pleamar subía, aunque fuese solo un par de centímetros, la inundaría. La poesía ha empapado esos centímetros, se los ha bebido…, y no me ahogué. En esa esponja, en esa sed, crecían los poemas de este libro.
—¿Puede salvar la poesía al mundo?
—Si al menos fuese al contrario… Es decir, si el mundo, tal como gira en estos tiempos, fuera el que intentase salvar a la poesía, ya resultaría muy significativo, un paso. Siempre digo que si a los lectores se nos debería considerar una especie protegida como el lince o el urogallo, a los de poesía, además, tendrían que facilitarnos la reproducción y hasta ponernos piso.
—¿Cómo se pueden alternar vértigo y serenidad, soledad y belleza, desamparo y desarraigo sin que el autor aparezca desquiciado?
—Pero es que eso es estar vivo. Así es la vida…, llega todo a la vez y revuelto. Además, inesperadamente. Y en el espejo del poema, si también está vivo, todo queda, y permanece aunque nosotros ya no estemos ante él.
—Hay el tema recurrente del paso del tiempo, pero se le planta cara.
—Más que pelear con él, más que combatir contra él, que sería batalla perdida, lo que intento es convertirlo de enemigo en amante. Y no se trata de una muda fácil, es toda una metamorfosis.
—Los músicos, compositores y cantantes, se acercan a su poesía, en esta como en otras ocasiones.
—Son regalos inesperados. Creo que la primera en musicar un poema mío fue la cantante sueca Carita Boronska, que hace rock, pop, jazz… Vinieron luego brillantes pianistas y compositores como José Zárate y Rafael Prado; más tarde parece que llegó el turno del flamenco, y el grandísimo cantaor Arcángel grabó un disco con los poemas de Biografía impura; ahora, incluso antes de haberse publicado El mundo se derrumba y tú escribes poemas, el grupo Planeta Jondo ha creado todo un espectáculo con algunos de sus poemas llevándolos al flamenco, al jazz, al bolero… Y en el horizonte quizás vuelva la música clásica, porque hay un hermoso proyecto con el pianista Javier Perianes, una figura internacional. Y no puedo olvidar la fusión de música y literatura que con la heterodoxa y genial Martirio he realizado por tantas ciudades.
—Entre poemario y poemario, no abandona su dedicación a la narrativa.
—Me resulta natural y fértil transitar ambos géneros, incluso en paralelo, simultáneamente. Pero es que además entre un libro mío, ya sea novela o poesía, y el siguiente pueden transcurrir ocho, diez, once años.
‘Miradas de escritor’ en el Museo Carmen Thyssen
El Museo Carmen Thyssen y la Fundación José Manuel Lara se han unido en una nueva edición del ciclo de literatura y pintura Miradas de escritor, que ha invitado a cuatro autores a compartir sus visiones sobre las obras de la Colección Permanente de esta institución malagueña: Juan Eslava Galán, Herminia Luque, Marta Rivera de la Cruz y Lorenzo Silva, que visitaron el Museo entre el 4 y el 25 de noviembre pasados. “El ciclo permite establecer un espacio de diálogo único entre las artes, abriendo las puertas a nuevas formas de mirar y de leer el arte”, explicó la directora artística del Museo, Lourdes Moreno. “Además —añadió—, este diálogo se produce de manera transversal. Damos la palabra a reconocidos escritores que ofrecen una mirada renovada sobre obras de la Colección Permanente del Museo. Ellos componen con su discurso un nuevo relato que ofrece perspectivas insospechadas sobre los pintores y las cuadros seleccionados”. Por su parte, Ana Gavín, directora de la Fundación Lara y de Relaciones Editoriales del Grupo Planeta, señaló que “es importante cruzar las miradas artísticas, nos ayuda a comprender la creación en su sentido más amplio. Las influencias son enormes, nadie escapa de lo visto, leído o escuchado”.
Miradas de escritor pone de manifiesto que una obra de arte no es un hecho aislado, sino que dialoga con su contexto. En esta tercera edición del ciclo los autores abordaron temáticas como los estereotipos de bandoleros, la lectura como tema pictórico o un relato de ficción en el París de fin de siglo. Juan Eslava Galán eligió la obra Un baile de gitanos en los jardines del Alcazar, delante del pabellón de Carlos V (1851) de Alfred Dehodencq. Herminia Luque habló sobre el cuadro La lectura (c. 1880-1885) de Raimundo de Madrazo, mientras que Marta Rivera de la Cruz creó una historia para Julia (c. 1915) de Ramón Casas. Lorenzo Silva finalizó el ciclo con su reflexión sobre Emboscada a unos bandoleros en la cueva del Gato (1869) de Manuel Barrón y Castillo.
En las dos ediciones anteriores han participado autores como Vicente Molina Foix, Juan Manuel Bonet, Jesús Aguado, Estrella de Diego, Antonio Soler, Alfredo Taján, Luis Alberto de Cuenca, Aurora Luque, Álvaro García y Ada Salas.
Loquillo acompañó a Silvia Grijalba en la presentación de ‘Más que famosos’
La escritora y periodista Silvia Grijalba presentó en Madrid su último libro, Más que famosos. Auge y caída de la fascinación por el rock, una recopilación de “secretos, anécdotas, recuerdos y mucha emoción”, según manifestó la autora, que estuvo acompañada para la ocasión por el cantante Loquillo, viejo amigo y protagonista de uno de los capítulos de este ensayo narrativo que recupera parte de sus crónicas o reportajes y tiene también algo de autobiografía. Publicado por la Fundación Lara, Más que famosos ofrece una visión general de la España de los años noventa, recuerda por qué triunfaban o no ciertos grupos musicales o cómo había que acercarse a una estrella para conseguir la entrevista deseada: “Cuento cosas que a la gente le van a sorprender, algunos episodios inconfesables y momentos únicos”.
La elección de los personajes que desfilan por el libro ha sido un proceso “absolutamente emocional”, de David Bowie, Leonard Cohen, John Cage o Bryan Ferry, entre los artistas extranjeros, a Bunbury y Héroes del Silencio, Alaska o el propio Loquillo. “No ha querido perdérselo por la cuenta que le trae —bromeó la escritora, a propósito del rockero catalán—, porque cuento varias anécdotas suyas muy sabrosas”. Loquillo definió a Silvia Grijalba como una periodista con criterio que “siente pasión por lo que hace, y por eso este libro es no solo una crónica sentimental, sino un completo repaso al rock de los noventa, una época llena de talento en la que el dinero se movía sin los problemas actuales”.