Ingeniería del alma
El fin del “Homo sovieticus”
Svetlana Aleksiévich
Trad. Jorge Ferrer
Acantilado
656 páginas | 25 euros
Nunca consintieron de buen grado, ni los más apasionados lectores ni los más reivindicativos novelistas, que la literatura, suplantada por el periodismo, dejara de ser el espejo en el camino del que hablara Sthendal. El avance y el auge de los medios de comunicación en el siglo XX ofrecían una visión global —y sobre todo inmediata— de cuanto ocurría en el mundo. Para entender la vida y cuanto en ella acontece, decían los modernos, ya no era necesario contemplarla desde el reflejo de la ficción. La imagen de los medios, defendían, es lo suficientemente realista y compleja como para no tener que inventarse mundos paralelos.
Nada —argumentan los amantes del arte— nos ayudará a comprender mejor un lugar y una época que Zola, que Dickens, que Tolstói, que Galdós, que Clarín… Y, para concluir, siempre se termina en Kafka, en Nietzsche y en Camus, los tres grandes profetas a los que ni el mejor Kapuszinski se acercaría jamás. Ni la Historia ni el periodismo se fijan en el individuo, en el alma, en la emoción, en los miedos. Jamás podrán reflejar esas cosas con belleza y eficacia narradora.
Bueno, pues quienes sostienen esa tesis están completamente equivocados: que lean a la ucraniana Svetlana Aleksiévich y tendrán que reconocer que nunca han tenido nada parecido en las manos. La eficacia, la belleza, la brutalidad, la actualidad, la información, la piedad cervantina, el horror, el amor, la calidad literaria de sus poquitos libros la han hecho merecedora del Premio Nobel de Literatura en 2015. Cuando se le concedió ese galardón, el único libro suyo editado en español era Voces de Chernóbil (2002), libro protagonizado por los habitantes de la zona y por los encargados de limpiar la zona del desastre nuclear de 1986. Casi nadie conocía por estos lares a Aleksiévich hace un año y, como suele suceder, la ignorancia lleva a la osadía. No fueron pocos los que criticaron la concesión del Nobel a una periodista.
Aunque aquí desconocido hasta 2015, La guerra no tiene rostro de mujer fue lo publicado por Aleksiévich en 1985. Libro de belleza casi insoportable, consiste en el estremecedor relato de las mujeres rusas que lucharon en la II Guerra Mundial. La técnica empleada por la ucraniana es siempre la misma: deja que la gente hable, escucha. Y en esas palabras está todo: la gran novela, el reportaje, la Historia… Muchos lectores pensarán en Murakami y su Underground, el libro sobre los atentados de 1995 con gas sarín en el metro de Tokio. Tal vez sea por las peculiaridades del alma rusa, pero el resultado es muy diferente.
Y, por último, publicada en Acantilado, nos llega El fin del “Homo sovieticus”. La caída de la URSS, del comunismo, de la última utopía… Lo vimos en directo por televisión: el muro, Gorbachov, la Perestroika, los tanques entre la multitud, Yeltsin, las guerras civiles en los diferentes estados… Tenues reflejos. Lean El fin del “Homo sovieticus” si de verdad quieren saber la tragedia que fue la URSS, la tragedia para tantos que supuso su caída, las esperanzas que nacieron, las que se enterraron, el mundo que soñaron. Tanto soñar para nada. Tanto sufrir para nada. Qué hermosísimo libro plagado de tragedias.
Svetlana Aleksiévich es una ingeniera del alma que logra, con una grabadora y una libreta, lo que nunca casi nadie había logrado. Sus personajes, reales, nos emocionarán como el mejor Shakespeare, Cervantes o Tolstói. Cientos de historias hermosas y terribles circulan por sus páginas. Tan hermosa y honda es su escritura que muchos novelistas tendrían que preguntarse qué sentido tiene lo que están haciendo. Lo que sí logrará Aleksiévich es que sus lectores nunca más pierdan el tiempo con tanta escritura inane y vacía que circula por los escaparates.