Las respiraciones de una vida
Memorias del estanque
Antonio Colinas
Siruela
400 páginas | 21,95 euros
Antonio Colinas realiza un viaje interior con el pulso de su escritura, que es el de su vida, en Memorias del estanque. Un viaje gestado dentro del seno de la naturaleza de la que “todo lo recibe a través de sus sentidos”, de ahí que fuera una tormenta la que le devolviese a la vida cuando de niño todos le daban por muerto. Así comienza este relato nacido de la contemplación de un estanque real que veía desde la ventana de su casa en Ibiza, transformado en el pasado verano en un interlocutor silencioso capaz de responder todas sus preguntas, hasta desvelar las zonas más ocultas de su ser y los fundamentos de una obra amanecida a lo largo de medio siglo. Colinas imbrica desde el principio al lector, pues sus secuencias temporales y espaciales, la respiración de los elementos de la naturaleza, la tensión reflexiva y sentimental, el entrañamiento en la literatura y en las manifestaciones artísticas en general, la verdad y la belleza que trasmina, hacen de estas memorias una experiencia extraordinaria en la que éste puede reconocerse y crecer también interiormente desde su propia biografía.
Las raíces castellanoleonesas, el espíritu mediterráneo, la sabiduría de Oriente, la síntesis de culturas, la contemplación como ciencia del alma, la germinación de la luz, son los pilares de una existencia aflorada en casi cuatrocientas páginas con la transparencia y fluidez de quien se reescribe mediante un lenguaje dotado de una alta temperatura simbólica. Las diferentes casas en las que ha vivido, especialmente las de la infancia y adolescencia en La Bañeza, la de Ibiza y la actual de Salamanca; a las que hay que añadir las de Milán y Madrid, entre otras, sin olvidar el internado de Córdoba, son en estas memorias “casas útero”, como las denomina Antonio Colinas, espacios habitados por el amor, celdas luminosas para la creación, refugios iniciáticos; espacios apéndices de esa otra gran casa, sin muros, pulmón y firmamento del poeta, que es la naturaleza.
Enhebran también estas memorias los lugares, que se van hilvanando como un continuo despertar desde la circulación sanguínea de seres, voces, ríos, astros y leyendas de su tierra natal, hasta regresar a las fuentes primigenias tras una vida entregada a la poesía como una escala hacia lo trascendente y una búsqueda de lo esencial, como un camino hacia la plenitud de ser. Y entre ambos polos sus años de deslumbramiento y formación en Córdoba; la fusión entre arte y vida que representa Italia, encarnada en un diálogo cultural que se consuma en un proceso de individuación o de crecimiento interior, como diría Yung; el nuevo renacimiento que supusieron los veintiún años pasados en Ibiza, en donde los libros y la naturaleza, en especial el resplandor del mar, articulan un lenguaje que le comunica con lo superior, con lo sagrado, que aúna sentimiento y reflexión, y que posee la apetencia de infinitud del silencio astral. En Ibiza su poesía se hace más meditativa, alcanzando su grado máximo tras su viaje a China y las lianas corporales y espirituales con las que los maestros taoístas y confucianos han anudado su ser, cada vez más contemplativo, más en unión con el Todo, más en armonía con la naturaleza, más intentando rescatar la realidad profunda a través del poema. Y en este viaje interior apenas esbozado, aparecen la mujer como símbolo fecundante y como compañera, y la muerte, con el rostro primero de un hijo, nublándole hasta sentir la nada, y después de sus padres.
Hasta aquí, amigo lector, el esqueleto solo de estas Memorias del estanque, cuyos órganos podréis crear vosotros a través de la multitud de nombres, paisajes, ciudades, sucesos, sueños y reflexiones que forman parte de este texto único que nos muestra de un modo medular la vida y la obra de su autor.