No solo una mente enferma
Los últimos días de Adelaida García Morales
Elvira Navarro
Random House
128 páginas | 14,90 euros
Ha pasado con la nueva novela de Elvira Navarro lo que era previsible que ocurriera. La anécdota que sirve de arranque a su argumento se ha convertido en pasto de cierto sensacionalismo mediático con el peligro de distraer la atención de la complejidad del libro. Se trata de un episodio amargo sucedido en la circunstancia que refleja el título, Los últimos días de Adelaida García Morales. García Morales fue narradora que tuvo un alto reconocimiento en los años 80 y pasó de una efímera fama (a mí me pareció un caso de sobrevaloración) a un enigmático silencio. La anécdota penosa cuenta (se lo cuenta a Navarro una amiga y ella lo refiere tal cual) que García Morales acudió a los servicios sociales del pueblo sevillano donde vivía pidiendo 50 euros para visitar a su hijo en Madrid. La burocracia desatendió su solicitud y murió pocas fechas después.
La novela reconstruye, en parte, no tanto la biografía externa de la olvidada escritora extremeña como su personalidad, a la vez que se agregan comentarios acerca de sus obras. Salvo por esta última materia, Navarro bien podría haber obviado la persona real, o al menos evitado señalarla con nombre y apellidos, pues lo mismo le habría servido un personaje imaginario para llevar a cabo una exploración en las enfermedades del alma, cosa que ya ha hecho en obras anteriores. Si adopta esta decisión es, creo, porque se ha querido sumar al gusto reciente por la autoficción y por los relatos reales en línea con el Cercas que ha marcado tendencia. Pero no solo por eso. Aparte presuntas concesiones al oportunismo comercial, se debe al afán de Navarro de distinguirse de un novelista tradicional escribiendo una narrativa innovadora, algo que ya perseguían sus dos libros precedentes, La ciudad feliz y La trabajadora.
A partir de esta ideación artística general, en Los últimos días de AGM se sobreponen dos líneas argumentales. Una, la derivada de la anécdota seminal, y otra, la realización de un reportaje (cine dentro de la novela) sobre la escritora pacense con el testimonio de personas que la conocieron. Ambas historias confluyen en un acercamiento perspectivista, suma de voces distintas, a García Morales cuyo foco se pone en su extraña identidad, en la rareza de su carácter y en los límites tras los cuales se precipita la locura. De ahí sale el intenso retrato de un ser independiente, huraño, víctima de profundas depresiones y autodestructivo; la imagen misma del desamparo. Navarro consigue en los mejores momentos del relato una estampa muy viva y conmovedora del desvalimiento y la soledad.
La exploración intimista en patologías mentales no agota la materia de la novela. Es la línea principal que ha destacado la prensa llevada por el morbo del personaje, pero no la única. Tan importantes como eso son un par de asuntos algo pegadizos. La desidia o incompetencia de los políticos para con la cultura constituye casi un añadido testimonial con voluntad de denuncia. El otro posee dimensión culturalista. Se centra en especulaciones acerca de la naturaleza del arte y de la creación y pone sobre el tapete la porosidad entre ficción y realidad, conflicto sobre el que se asienta la propia novela.
Con Los últimos días de Adelaida García Morales Elvira Navarro da un paso más en la configuración de un mundo literario homogéneo, aunque disperso en su apariencia. Su preocupación principal, asomarse a la oscuridad de los conflictos mentales, la aborda con aires novedosos y de modernidad. El empeño es meritorio, pero todavía no ha dado los frutos esperables de una narradora tan vigilante y arriesgada como ella.