Tragicomedia familiar
Derecho natural
Ignacio Martínez de Pisón
Seix Barral
448 páginas | 21 euros
La ya amplia y cuajada trayectoria de Ignacio Martínez de Pisón revela una poética coherente que se levanta sobre un par de firmes pilares. Uno, el gusto por contar una buena historia con planteamientos técnicos bastante convencionales, que el escritor zaragozano desarrolla sin complejos dentro de la tradición mayoritaria del género. Otro, convertir ese argumento sólido en el reclamo que conduce a una amplia estampa histórica, sin mengua del interés intrínseco de los sucesos referidos. Así lo hizo en su obra más lograda, la magnífica Enterrar a los muertos, sobre las vilezas políticas en los años de la guerra. O hace poco, en La buena reputación, un recorrido por gran parte del pasado siglo a través de una historia familiar. Poco antes había recreado la Transición mediante la peripecia de tres hermanas en El tiempo de las mujeres. De alguna manera, Derecho natural es una ampliación, ambiciosa, de este último libro.
Derecho natural vuelve a una historia familiar. La cuenta el hijo de un matrimonio desavenido desde un doble punto de vista, retrospectivo y de su especialidad jurídica señalada en el título. Ambas ópticas le permiten dotar de significación global a los muchos incidentes curiosos y duros que han marcado el recorrido de los suyos y de él mismo. Se recrea una familia (matrimonio, cuatro hijos y los ascendientes maternos) bastante peculiar y a la vez representativa de una época. Los conflictos entre los miembros del clan, la afilada frontera del amor y el despecho, alimentan la trama con pasajes de farsa y de drama. La anécdota se dilata, paso a paso, desde los amenes del franquismo y hasta los años noventa. Salvo algún inevitable salto cronológico, sigue una andanza lineal que anuda hechos históricos clave: el fin de la dictadura, el golpe del 23F, la ley de divorcio, el gobierno socialista, la “movida”… Los datos se complementan con el cambio en las mentalidades y en los hábitos (la sexualidad, las drogas o la desorientación juvenil de los 80). El autor encadena este puntillismo noticioso sin exotismos ni prolijidades costumbristas. Unos pocos nombres reales (Paco Rabal, Emma Cohen, Almodóvar, Peces Barba…) refuerzan el verismo.
El gran acierto de Martínez de Pisón radica en la creación de una figura espléndida, el padre, cuya larga sombra planea sobre el grupo. La gran ideación anecdótica y anímica levanta un tipo extravagante, tóxico y desvalido, un caradura y chantajista, lleno de recovecos, un pícaro moderno, que explota durante años el extraordinario parecido con Demis Roussos para ganarse el sustento imitando sus decadentes canciones. El estudio de la intimidad de este sujeto y de sus parientes convierte el relato en un logrado ejemplo de novela de personaje en la que la indagación psicológica tiene el peso mayor. En este terreno de la exploración del alma y de sus enfermedades despliega el autor unas infrecuentes cualidades de observador de interiores complejos, donde entra para poner de relieve que nada es blanco ni negro en la conciencia.
Valdría por sí solo este excelente retrato de familia sobre fondo histórico. Sin embargo, Derecho natural alberga un propósito superior que lo trasciende. Su intención última es ponernos, en el espejo de la literatura, ante un dilema intemporal, la necesidad de buscar un destino particular y consciente a la existencia. A ello invita esta tragicomedia actual, cálida y amarga, amena y emotiva, mediante un relato sucinto que se aferra sin injerencias, excepto calculadas glosas morales, a la exposición directa, como si fuera una crónica, de los sucesos.