La juventud no se merece esto
Abuelo, ¿cómo habéis consentido esto?
Los graves errores que nos han llevado a la era Trump
Joaquín Estefanía
Planeta
320 páginas | 17,90 euros
Qué va a ser de nuestros hijos y de nuestros nietos, de nosotros mismos? Por mucho que el futuro sea por definición incierto, imaginarse dentro de él es tan natural para el ser humano como beber agua. De esa imaginación inevitable provienen los miedos y las esperanzas, la materia de la que están hechas las manipulaciones políticas y religiosas, y de donde surgen también las fuerzas necesarias para intentar cambiar las cosas, quién sabe en qué sentido.
Analizar dónde estamos y de dónde venimos resulta imprescindible para proyectar el porvenir. Y esa es la secuencia que, desde el punto de vista de la economía, la política y sociedad, aborda Joaquín Estefanía en su último libro Abuelo, ¿cómo habéis consentido esto? Es en cierto modo una continuación de uno anterior suyo, Hij@ ¿qué es la globalización?, y la comparación entre ambos permite tomar conciencia de lo mucho que ha cambiado todo en los últimos quince años.
Su punto de partida se resume en la preocupación respecto a lo que ocurrirá con los jóvenes en un mundo de oportunidades menguantes, con un reparto de las mismas ajeno a los méritos y más próximo a los privilegios familiares —un síntoma pre o posdemocrático— y en el que crecen las reacciones paradójicas de apoyo a la derecha extrema y a su más cerril nacionalismo, como el de Trump, que representa al poder económico más comprometido con la desigualdad.
En este libro directo, bien argumentado y con una interesante aportación de fuentes, Estefanía se preocupa por lo que será de sus nietos, que es una forma de preocuparse por todos. Pues del futuro de la juventud depende la economía y la felicidad de los mayores y de los más pequeños. Si los jóvenes no pueden crear la riqueza suficiente, todos los demás se verán afectados. Y si esa situación se convierte en estructural, el estancamiento y la involución consiguiente podrán seguir su curso. Sin embargo, los políticos han preferido proteger a los mayores y jubilados, gastando mucho más en ellos, y han dejado que quienes están preparados y con ganas de trabajar malvivan, se queden en casa o se marchen al extranjero. Así, efectivamente, no hay futuro. Es un patrón destructivo que mina la eficiencia del capitalismo, corroe la legitimidad democrática y cubre el mundo de desconfianza, ya expresada por los millennials españoles en las encuestas.
Estefanía recuerda cómo el sistema económico y político resolvió en las últimas décadas el mínimo crecimiento de los salarios: a través del crédito. Con el préstamo asequible, se abrió la puerta a un mayor bienestar a costa de una deuda vitalicia que amenaza o ha destruido la misma calidad que pretendía conseguir. Pero esa estrategia ya no sirve, porque fue precisamente el aumento de esos créditos concedidos a discreción lo que debilitó a los bancos hasta sus tuétanos y de lo que, entre otros factores, emergió la Gran Recesión.
¿Cómo salir de esta crisis? Hay que hablar de impuestos, defiende Estefanía en este libro donde también aborda que hay que demostrar que sirven para reequilibrar la sociedad, para promover la igualdad de oportunidades y garantizar los derechos. Mediante políticas eficaces y transparentes, hay que evitar que el dinero público sea pasto de la corrupción, o colchón para los fracasos bancarios, y hay que delinear una política fiscal europea para que Irlanda y Luxemburgo dejen de ser paraísos fiscales poco disimulados, gorrones legalizados por la UE.
Los jóvenes se merecen que las cosas funcionen y no existe nada que a priori lo impida. Por el bien de todos, la juventud tiene que volver a mirar hacia adelante.