El origen del terrorismo moderno
Terroristas modernos
Cristina Morales
Candaya
399 páginas | 20 euros
No es usual que una escritora de 32 años (Cristina Morales, 1985) decida colocar la trama de su nueva novela (Terroristas modernos) en la España del año 1816. Y si supone una rareza es, esencialmente, porque este es un período apenas abordado literariamente en la historia de nuestro país: el proceso de formación del Estado Liberal. En el meollo de estos sucesos emerge la fascinante intrahistoria de La conspiración del triángulo, un grupo de personas apolíticas de raigambre masónica cuyo objetivo no era otro que cambiar a los ministros absolutistas por ministros liberales, al mismo tiempo que instaban a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812.
El ritmo al que discurre Terroristas modernos se despliega de modo parejo a la planificación de un atentado que confirma una de las tesis de la propia autora: “que conspirar y montar un fiestón son la misma cosa”. Y los anfitriones de tal celebración conspirativa son los tres personajes protagonistas de esta novela irreverente, original y transgresora: los militares degradados Vicente Plaza y Diego Lasso y Catalina Castillejos, la narradora de la historia, una mujer poderosa y aguerrida. La relación entre los tres personajes se funde en varios planos —político, sentimental, sexual— dotados de una notable violencia, pues de lo que aquí se trata es de señalar el origen de la palabra terrorista. La autora lo fecha en los siglos XVIII y XIX, como una suerte de terror ejercido por el Estado cuyo origen está anclado a la Convención de Robespierre.
Pese a todo lo dicho, Cristina Morales se ha empeñado en subrayar que Terroristas modernos no es una novela histórica, sino una novela protagonizada por personajes que fueron claves en un episodio histórico concreto. En cualquier caso, lo que subyace debajo de esta trama es un determinado cuestionamiento de las relaciones de autoridad y poder. Es por ello que su lectura puede ser rabiosamente actual. Moderna. Como los terroristas que dan título a la obra. Es esta una apuesta arriesgada y agresiva que bebe de géneros como la crónica, el teatro y la autobiografía.
Una cita del año 1962 de Enrique Tierno Galván tomada de Anatomía de la conspiración [“Hay una situación política especial que suele darse cuando están acabando las dictaduras personales (…). En estas situaciones conspirar y vivir son casi lo mismo”] sirve como preámbulo de una obra insólita con un empeño narrativo notable y una demostración de dominio lingüístico portentosa. Cristina Morales es una escritora exquisita y arriesgada que posee una mirada única y punzante que la diferencia del resto de propuestas literarias del momento. Ya lo demostró con obras anteriores como Malas palabras y Los combatientes. Ella conoce bien aquella famosa cita del escritor Ricardo Piglia en la que afirmaba que “en todo escritor se esconde en potencia un terrorista”.