Si algo puede salir mal
Estabulario
Sergi Puertas
Impedimenta
256 páginas | 20,95 euros
Si fuera una película, sería una idea de olla de Álex de la Iglesia. Si fuera un cómic, una reinterpretación de Richard Corben en clave de línea chunga. Si fuera música, una mezcla de No me pises que llevo chanclas y Rammstein… Pero Estabulario es un libro que no se aviene fácilmente a los juegos de asociaciones. Seis piezas de desigual brevedad que mezclan un futurismo más bien pesimista con cierto casticismo, de modo que el resultado final inspira desasosiego e hilaridad a partes iguales.
Su autor, Sergi Puertas, fue director de la última etapa de El Víbora, lo que no deja de ser una valiosa referencia a la hora de ubicar este libro. Se trata de una literatura muy visual, sostenida sobre diálogos realistas que se desarrollan en un contexto más o menos fantástico. El porvenir que describe nada tiene de utópico: la humanidad, que puso toda su confianza y entusiasmo en la tecnología, ha sido heideggerianamente burlada por ésta. Los avances de la ciencia no solo no han proporcionado la felicidad prometida, sino que han acabado siendo instrumentos de sufrimiento, alienación y opresión. La única ley que se cumple indefectiblemente es la de Murphy: el futuro es ese momento en que, si algo puede salir mal, saldrá mal. A la hora de aplicar esta perspectiva distópica, Puertas intuye una notable ventaja del relato corto sobre la novela. Mientras que en esta se cede con frecuencia a la tentación de explicar el mundo distópico con detalle (desde las jerarquías sociales a la moneda corriente, pasando por todos esos engorrosos inventos que evidencian el paso del tiempo), el cuento permite ir al grano y confiar en la inteligencia del lector para completar aquello que no se dice.
Un trabajador que viste un uniforme fusionado con su ADN y controlado por una aplicación que falla con catastróficas consecuencias es el protagonista de “Obesidad mórbida modular”; en “Manos libres”, una Melilla en la que se ha impuesto el burka y la reclusión de las mujeres se halla en estado de guerra; “Pegar como texto sin formato” ensaya una hábil combinación de géneros para dibujar un apocalipsis verosímil; “Torremolinos”, por su parte, conjuga un exitoso reality show con el viaje a una Andalucía que se ha independizado de España; “Nuestra canción”, sin duda el mejor relato del sumario, cuenta cómo un grupo de mujeres se abre camino en medio de una espiral de sexo y muerte; “Estabulario”, por último, desemboca también en una violencia torrencial a través de un interesante juego dialéctico.
Deliberadamente excesivo, provocador, siempre en busca de cauces originales, Puertas pone más interés en describir la estupidez del hombre actual —de la que no puede derivarse sino un destino oscuro— que en hacer alardes de imaginación visionaria. En ello residen el principal mérito y atractivo de este Estabulario.