Gracias, Sergio Ramírez
Cardenal en la redacción del informe sobre las violaciones a los derechos humanos que este presentó ante el Congreso de los Estados Unidos. La guía y contactos de Sergio fueron invaluables para que grupos de activistas y personajes políticos costarricenses apoyaran la lucha del Frente Sandinista.
En noviembre de 1976 fue asesinado por la Guardia Somocista en Managua, Eduardo Contreras, dirigente sandinista. Sergio sabía que yo tenía con él una relación amorosa. No bien se enteró, se personó en mi apartamento. Al verme desolada, para que no me quedara sola, me llevó con él a su oficina, esta vez en el Consejo Superior Universitario Centroamericano. Me ofreció el único consuelo en esas circunstancias: la solidaridad de su compañía.
A través de los años, he tenido el privilegio de compartir con él otras muchas experiencias, tanto en la etapa de la lucha revolucionaria, como en los duros momentos de la ruptura entre Daniel Ortega y un Frente Sandinista hecho a su imagen y semejanza. Entonces, Sergio lideró la formación de una alternativa: el Movimiento Renovador Sandinista que, con él como candidato, participó pero no triunfó en la campaña electoral de 1996. Esta derrota tuvo la virtud de hacerle retornar a la batalla de su oficio verdadero: la lucha por la palabra precisa y por la gran literatura latinoamericana.
Al valorar los aciertos de este gran escritor: la pericia, agudeza y sensibilidad con que ha abordado la realidad social y la condición humana, es de ley consignar sus cualidades personales de amigo entrañable y su vocación para compartir sus dones. Aparte de la dedicación con que lee incontables manuscritos y brinda sus consejos, en los últimos años ha fundado un evento anual: Centroamérica Cuenta, que reúne a la flor y nata de la narrativa iberoamericana en Nicaragua. Durante una semana, Centroamérica y los centroamericanos comparten escenarios, vivencias y tendencias con los mejores escritores en español. Jóvenes promesas se dan a conocer y se revela la frágil relevancia de las fronteras.
Los nicaragüenses hemos cometido, sin duda, muchos errores en nuestra historia, pero una cosa es cierta: quizás para compensar esa realidad, hemos producido narradores como Sergio Ramírez que, con sus cuentos, novelas y ensayos, ha logrado hacer de la experiencia de nuestro pequeño país un fascinante escenario donde desplegar el esplendor de su palabra.