Una memoria “brutal”
Una educación
Tara Westover
Trad. Antonia Martín
Lumen
472 páginas | 21,90 euros
Todos hemos tenido una costra en la que hurgábamos con las uñas y nunca terminaba de curarse, pero algo nos atrapaba en el interminable ciclo de arrancarla, sangrar, volver a abrir la herida. Ese es el caso de Tara Westover, solo que su costra no es física. Es su familia. Y su debut narrativo en el que plasma ese dolor ha deslumbrado tanto a la crítica internacional como a los lectores.
Nacida en las montañas de Idaho, nuestra protagonista es la menor de siete hermanos. Creció totalmente aislada del mundo en una familia mormona fundamentalista, que detestaba la civilización y estaba obsesionada con el fin del mundo. Jamás registraron su nacimiento —hasta los 16 años no supo realmente cuándo había nacido—, tampoco acudió nunca a la escuela o a un médico —los maestros y los doctores, según su progenitor, eran agentes del sistema enviados por Satanás—. Por no conocer, la pequeña Tara ignoraba, incluso, la necesidad de lavarse las manos o ducharse. De igual modo, pensaba que los dolores de cabeza, los cortes o las quemaduras, se curaban solo con los ungüentos que su madre —curandera y única partera de la zona— preparaba en la cocina de su hogar mientras su padre leía en voz alta al profeta Isaías. La familia se mantenía haciendo trabajos de construcción y su casa era un patriarcado en el que todos se sometían a la soberana voluntad del cabeza de familia, plagada de maldiciones bíblicas y terror.
Mientras su país es una superpotencia mundial del siglo XXI, en su casa se vivía en un medievo voluntario e imprudente: todo se hacía, se construía o se reparaba. Nada se compraba. No existían las vacunas ni la higiene, ni los electrodomésticos y el único feedback con la civilización pasaba por los breves encuentros dominicales en la iglesia. Precisamente en la parroquia, descubrirán su talento para el canto y la animarán a formar parte del coro, lo que logrará introducirla en la localidad, hablar con otras personas y darse cuenta de la situación en la que vive. Por otro lado, a medida que sus hermanos crecen se van marchando del hogar. Uno de ellos entrará en la universidad y la animará a seguir sus pasos, a pesar de que Tara no sabe lo que es un aula. Cuando se sienta por primera vez en un pupitre, no sabe que ha habido dos guerras mundiales e ignora lo que es el Holocausto. No obstante, gracias a las becas y a su esfuerzo se graduará en Arte, conseguirá un posgrado en Cambridge, una maestría en Filosofía y se graduará en Historia tras estudiar en Harvard.
Estas páginas son una auténtica epopeya de superación, pero la novela es mucho más que eso. No mantiene la tensión y la respiración narrativa porque nos conduzca a un final feliz sino por la forma en que intenta superar los traumas que arrastra y las heridas que tardan en cicatrizar después de pasar un periodo fundamental de su formación en un entorno aislado y sórdido, y de romper con ello en contra de los deseos de su progenitor. La adaptación a la sociedad no resulta fácil y la narradora lo expresa con total naturalidad. Pero, por encima de todo, este libro es una purga, un ejercicio de reconciliación con el padre a través del verbo, como hiciera el magnífico Karl Ove Knausgård en su ciclo autobiográfico. Intenta, también asimilar los periodos de violencia de su hermano Travis —que sigue los pasos autoritarios de su padre— y redimir a su madre de ese pasado, cuando establecen ambas una alianza para evitar que se perpetúen los abusos del pasado que ambas vivieron.
En medio de la ola literaria que está brotando sobre el idílico “retorno a la natualeza”, este libro es un jarro de agua fría para ese subgénero denominado nature writing. Es una oda a la educación, no como memorización y obtención de títulos, sino como fuente de civismo, empatía con el prójimo y actitud receptiva. Westover entra por derecho propio en el grupo de autores que han escrito sobre infancias singulares y punzantes, como Jeanette Winterson o Mary Karr. Un libro para guardar, regalar y releer, porque no es flor de “novedad” editorial.