“La poesía que me interesa resulta de la síntesis de emoción y de pensamiento”
Tras ‘Regiones devastadas’, Vandalia publica el nuevo libro de Guillermo Carnero
Añadiendo un quinto eslabón a la serie iniciada en 1999 con Verano inglés, Guillermo Carnero vuelve a la poesía extensa con este poema continuo de 757 versos en tres movimientos. Meditación acerca del amor, el sexo y el desamor como estímulos de la visión del mundo, de la conciencia de la propia identidad y de la revelación de ambas en el discurso de la poesía, Carta florentina indaga el impacto de la realidad en los sentidos, su erosión por el paso del tiempo y su reaparición en la conciencia como haz de símbolos engarzados por una lógica emocional que se formula en lenguaje para redimir la degradación y el daño, y para que esa formulación perdure. Carnero retoma aquí el carácter discursivo, la densidad emocional y el lenguaje simbólico de sus poemas largos.—¿Qué le ha llevado a volver al poema extenso?
—De hecho nunca lo he abandonado. En estos últimos 20 años he cultivado simultáneamente el poema de extensión habitual y el poema-libro. Siempre he dicho que la poesía que a mí me interesa es la que resulta de la síntesis de emoción y de pensamiento, dos caminos mentales que se alimentan mutuamente. Un poema puede actuar con la intensidad de un chispazo, y no necesita en ese caso ser muy largo; pero el pensamiento poético tiende a ser discursivo y autoproductivo, según una lógica peculiar no racional: la sinergia de las sensaciones y las emociones en el espacio y en el tiempo, en el placer y en el dolor. Este poema-libro se ha creado a sí mismo alrededor de varios ejes de gran calado existencial (el amor, el olvido, el sexo, la escritura, la llegada de la madurez y la proximidad de la vejez y la muerte) y de compleja interacción, y de esa complejidad deriva sin duda la extensión del poema.
—¿Qué tema o temas son los más recurrentes en el libro y en su poesía?
—Los que siempre me han motivado y preocupado: en qué forma adquirimos conciencia de nuestra propia identidad a través de las experiencias que nos afectan con profundidad; por qué tanto el gozo como el sufrimiento, la biografía y el arte, generan esa conciencia; por qué necesitamos explorarla no sólo recordándola sino escribiéndola. Además de eso, cómo el arte se convierte en un espejo en el que nos encontramos y reconocemos, y que entabla un fecundo diálogo con la realidad y los sentimientos.
—¿Podría explicarnos el título de Carta florentina?
—En italiano, carta significa “papel”; la carta fiorentina es un papel pintado característico y tradicional de la ciudad de Florencia, muy apreciado y muy hermoso. Por otra parte, en español carta significa “epístola”. Teniendo presentes ambos significados, el libro se autodefine como un largo mensaje nacido en la ciudad de Florencia, y con las connotaciones que la ciudad y su arte tienen.
—¿Cómo ha sido el proceso de composición?
—Carta florentina ha tenido un origen profundamente irracional. Yo no pude prever su contenido, que me ha venido dado en forma de recuerdos obsesivos, de sueños, de versos que me despertaban en medio de la noche porque tenía que escribirlos. Un conjunto de fragmentos que, una vez sobre la mesa y en la memoria, me hicieron ver que tenían una unidad que pedía ser “montada”, en el sentido cinematográfico de la palabra. Durante el montaje se eliminaron reiteraciones y se explicitaron nexos, cuando hacía falta.
—El agua es el símbolo central, ¿por qué motivo?
—La presencia de constantes simbólicas es algo que me ha sido dado, y que me he limitado a registrar. El agua es un símbolo primordial del subconsciente colectivo, y en ese sentido aparece habitualmente en la literatura y el arte. Yo me sentí poderosamente llamado por el agua mientras escribía Verano inglés, en Greenwich, es decir, en el estuario del Támesis. Desde entonces el agua no ha abandonado mi imaginación. En Carta florentina he explorado la simbología acuática en su relación con el paso del tiempo y su recuperación en el recuerdo y en la escritura.
Salvador Dalí inaugura la temporada de exposiciones en CaixaForum Sevilla
La divulgación científica y el Museo del Prado protagonizarán las siguientes muestras
CaixaForum Sevilla ha dado el pistoletazo de salida a su nueva temporada exhibiendo una obra maestra. Se trata de la pintura Leda atómica, de Salvador Dalí, que ha viajado de forma excepcional gracias a la colaboración con la Fundación Gala-Salvador Dalí. La muestra, que se ha estrenado en la capital andaluza el pasado 24 de octubre y que permanecerá en Sevilla hasta el próximo 3 de febrero, analiza en profundidad esta obra fundamental de Dalí, que ejemplifica su giro artístico marcado por la física nuclear durante su periodo estadounidense. El cuadro del genial pintor abandonará la ‘Sala del tesoro’ donde se expone habitualmente, en el Teatro-Museo Dalí de Figueres, para viajar hasta Sevilla. Posteriormente la muestra viajará a CaixaForum Zaragoza.La directora general adjunta de la Fundación Bancaria ”la Caixa”, Elisa Durán; el director del Área de Cultura de la Fundación Bancaria “la Caixa”, Ignasi Miró, y el director de CaixaForum Sevilla, Moisés Roiz, fueron los encargados de presentar la programación de este centro cultural para la próxima temporada, que se rige un año más por un principio claro: la unión entre cultura y ciudadanía. El modelo único que representa CaixaForum refleja la apuesta decidida de la Obra Social “la Caixa” por la difusión de la cultura y el conocimiento como motor de mejora y progreso de la sociedad. Agente activo y activador de la vida de nuestras ciudades, la experiencia CaixaForum va mucho más allá de las exposiciones, con una oferta de actividades amplia y global que incluye conciertos, conferencias, jornadas sociales, talleres educativos y familiares, así como actividades dirigidas a grupos de personas mayores.
Toda la exposición gira en torno a esta obra, presentada en una sala que emula su ubicación original y acompañada de una serie de piezas (38 originales entre pinturas, dibujos, fotografías y documentos, así como reproducciones, audiovisuales y varios elementos didácticos) que ayudan a explicar la apasionante historia que hay detrás. Presentada por primera vez en 1947 y finalizada en 1949, Leda atómica representa la transición hacia la etapa conocida como “mística nuclear”, que Dalí inició obsesionado por la noticia de la explosión de las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki. “La explosión atómica del 6 de agosto de 1945 me conmovió sísmicamente. Desde aquel momento el átomo fue mi tema preferido”, declaró el artista posteriormente.
Tras la inmersión en esta obra de Dalí, CaixaForum Sevilla propondrá una mirada sobre la mitología clásica en otra gran exposición, organizada conjuntamente con el Museo Nacional del Prado. Arte y mito. Los dioses del Prado profundizará en la materia y su representación a lo largo de la historia a través de pinturas, esculturas y medallas fechadas entre el siglo I a.C. y finales
del XVIII. Una exposición diacrónica, que permitirá apreciar la riqueza iconográfica, geográfica y cronológica a partir de una cuidada selección de obras de las colecciones del Museo del Prado.
La temporada incluirá dos muestras de divulgación científica. Una de ellas celebrará el cincuenta aniversario de la llegada del hombre a la Luna a través de una exposición que une cómic y ciencia y que explicará, por un lado, cómo Tintín, el intrépido periodista creado por Hergé, pisaba suelo lunar en 1950, y por otro, la misión del Apolo XI y todo lo que sabemos sobre el satélite. Por su parte, TecnoRevolución demostrará lo presente que la tecnología está en nuestra vida diaria y cómo ha influido en campos como el transporte, la agricultura, la medicina o el arte.
CaixaForum Sevilla también estrenará la exposición titulada Azul, el color del Modernismo. Rusiñol, Mir, Anglada-Camarasa, planteada como una experiencia estética y centrada en el uso simbólico y poético que de este color hizo el Modernismo.