Amor imposible en la Islandia rural
Para Helga
Bergsveinn Birgisson
Trad. Fabio Teixidó
Lumen
128 páginas | 14,90 euros
Los amores más imposibles habitan también en los lugares más recónditos del planeta. Por ejemplo, en una apartada granja en un pueblo recóndito y gélido del sureste de la Islandia rural. Kolkustadir es el escenario donde sucede una de las historias de amor más ardientes de la literatura nórdica reciente: Para Helga, de Bergsveinn Birgisson. Se trata, además, de una nouvelle epistolar en la que Bjarni, el anciano protagonista, responde tardíamente a una carta que Helga —la mujer a la que amó de un modo imposible— le escribió durante su juventud, pidiéndole que dejara a su mujer y su vida en aquella granja para marcharse con ella a la ciudad.
“Comprendí que mi mente nunca conseguiría librarse de ti, que te desearía en tanto continuara respirando. Me trae sin cuidado escribirlo, querida Helga, soy un anciano sin nada que perder. Pronto se apagarán mis brasas cuando yazca con la boca abierta, llena de tierra. ¿Continuaré deseándote?”, escribe Birgisson con un estilo tan sencillo como la vida que narra: el pastoreo, la pesca y esa poética tan especial de los parajes naturales de Islandia que, en mucha ocasiones, son utilizados como metáforas del cuerpo sensual de Helga (“Esas prominencias redondeadas, al sur de la ladera de Göngukleif, son sin duda el fiel reflejo terrenal de tus pechos”). Precisamente, uno de los rasgos más llamativos del relato es su erotismo rebosante (“mientras el blanco semen descendería gelatinoso por el interior de tus piernas hasta alcanzar la hierba seca”) en un universo que se percibe opresivo y asfixiante.
La escritura de Birgisson está impregnada de la literatura oral de esos “contadores de historias” que el autor conoció en su juventud cuando recorrió parte de la Islandia rural con una grabadora para registrar el habla de vetustos pastores y pescadores que, como su propio padre, contaban algunas de las historias más célebres de la literatura medieval escandinava. En este sentido, las lecturas que el propio Bjarni cita en su relato dotan de contexto a la historia: desde la Saga del Valle de los Salmones y la Saga de los habitantes de Eyr, pasando por los Sermones Vidalín hasta llegar al Manual de ganadería ovina de Helgi y Akureyri de 1855. Es decir, literatura oral vikinga, religiosa y pastoral como textos sagrados que explican a esas sociedades pequeñas, que abordan temas tan nucleares como la identidad, el origen y, por supuesto, el amor.
Hay algo de Ingmar Bergman o de Carl Theodor Dreyer en Para Helga. Las huellas de este cine sagrado que filmaron los cineastas escandinavos son patentes en el imaginario de Birgisson. Pero también esa dualidad a la que se enfrenta el propio Bjarni cuando debe decidir si quedarse con Helga o con Unnur, es decir, con el mundo nuevo de la urbe a la que la primera le empuja o con el otro ancestral de la tierra y el mar que la segunda promete.