Noches de miedo en el reformatorio
Cien llaves
Chusé Raúl Usón
Impronta
125 páginas | 12 euros
Si el catálogo de un editor se acerca mucho a su mejor retrato, el fondo de Xordica, que cumplirá veinte años en 2014, sería un buen daguerrotipo de Chusé Raúl Usón (Zaragoza, 1966): le interesan la escritura fronteriza, híbrida, el cuento y la novela, el diario, el poema en prosa y el aforismo, los libros de viajes, o eso que también se llama los “egodocumentos” o literatura del yo. Él mismo la practica en su faceta de escritor, como se ve en libros como Escombros, o en la traducción de Cien llaves, que Usón publicó en aragonés en 1996 y que ha traducido con mimo para Impronta.
Cien llaves podría leerse como la novela del reformatorio, como un diario del estupor, de la violencia y del extrañamiento vital, la crónica de unos jóvenes que proceden de familias rotas y que han vivido y viven peligrosamente: al límite, entre la delincuencia, la droga o los amores difíciles. Con ellos, entre otros educadores, está el autor. El libro recrea esa atmósfera de miedo y desconfianza, de noches sonámbulas, de pequeñas complicidades tan fugaces como desalentadoras. Usón cuenta lo que ve, describe los momentos de tensión, la existencia casi animal de algunos jóvenes que acumulan inmundicias y descuidan su higiene; cuenta las llamadas telefónicas y la ausencia de esperanza. Se percibe un clima de inquietud constante. Todos tienen miedo. Todos se desafían y alguna vez un puñetazo aguijonea en el mentón. A veces, como en una cárcel, hay amotinamientos; hasta la cámara de un fotógrafo que viene a dar clases puede ser arrojada por los aires. Esta situación “insostenible”, contada con tensión y adecuadas elipsis, convive con los fogonazos de lucidez y de poesía de un narrador sobrecogido como los chicos. He aquí un libro que deja sin aliento. Brillante y de una ternura seca. Dice lo que dice y dice lo que silencia.