Los últimos días del bienestar
La Europa asocial
Luis Moreno
Península
280 páginas | 20,90 euros
Su ensayo pretende, primero, explicarnos a los que hemos disfrutado de protecciones del Estado, que esto ni siempre ha sido así, ni tiene por qué serlo. Si en España y en Europa no hubiesen existido políticas sociales, becas, subvenciones y programas de estudio, alguien como Moreno, explica él mismo, no hubiera podido ser el experto que hoy día es ni dedicar su tiempo a intentar demostrar cómo y por qué se mueve el dinero. Segundo, que hasta hoy la economía y la política se han encontrado en una constante lucha de ideologías de muchos frente a intereses de unos cuantos. Tercero, que en Europa se desarrollaron, desde principios del siglo XX, diferentes sistemas de política social que, tras la Segunda Guerra Mundial y la construcción posterior de la Comunidad Europea, crearon los modelos de protección estatal en materia de salud, educación, empleo, impuestos y dependencia, conocidos como EB. Y que esas políticas se concretaron en cuatro modelos diferentes, según zonas geográfico-culturales: continental, nórdico, sajón y mediterráneo. Este último sería el español, donde la familia como catalizador social suele tener un peso del que carecen los escandinavos, por ejemplo. Cuarto, que esta bonanza disfrutada, envidia de cualquier ciudadano de fuera de Europa, está tan en peligro que puede que lo que nos espere tras la caída de Lehman Brothers en 2007 y el efecto dominó hacia la bancarrota que cada día vemos en las calles, no sea sino su final. Que los Estados decidan proteger a sus ciudadanos de las fluctuaciones económicas para evitar que la brecha entre ricos y pobres aumente, es una decisión, sobre todo, política.
Así pues, si ahora estamos como estamos, es porque la mayoría de los políticos europeos han ido abrazando poco a poco las tesis neoliberales del sistema financiero estadounidense, según las cuales las economías crecen más cuanto menos se regule su funcionamiento por parte de los gobiernos. ¿Y qué nos espera? En el mejor de los supuestos el EB de Europa vivirá lo que Moreno llama una Edad de Bronce, de difícil financiación y pocas posibilidades de supervivencia. Europa ya no sabe cómo financiar sus EB. Las corruptelas entre partidos y la falta de transparencia a la hora de aplicar las políticas de protección estatal contribuyen a que se desconfíe del modelo. Pero las alternativas son peores: o el modelo semiesclavista asiático de superproducción a bajo coste sin protecciones laborales y sanitarias, o el neoliberal individualista donde el menos fiero se queda sin corriente. O sea, que en el mejor de los casos la Europa inmediata se limita al deseo de no perderlo todo. Como dice el refrán: “qué poco dura la alegría en la casa del pobre”. Añadimos: “lo peor es que el pobre ni siquiera sabe que lo es”. ¿Y un nuevo modelo económico y político mundial? Ahí no llega Moreno. No es su función. Probablemente, porque para llegar a eso deben caer, aún, torres muchísimo más altas.