Paisajes y personajes de la España profunda
Rafael Sanz Lobato inauguró en Sevilla una gran muestra antológica organizada para celebrar su Premio Nacional de Fotografía
Organizada por el Ayuntamiento de Sevilla, a través del ICAS, con la colaboración de la Fundación José Manuel Lara, la muestra se celebró en el Espacio Santa Clara, coproducida por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Con ella se ha rendido homenaje a un sevillano ilustre, aunque poco conocido en su tierra, perteneciente a una generación irrepetible de fotógrafos de posguerra que a partir de los años cincuenta dio a nuestro país una producción documental excepcional. A la inauguración asistieron el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, acompañado de la delegada de Cultura del Ayuntamiento, María del Mar Sánchez Estrella, y de la directora de la Fundación Lara, Ana Gavín.
Creador inquieto y rebelde, hombre íntegro, curioso y joven a sus ochenta años, Rafael Sanz Lobato se define como “autor marginal” y autodidacta. Emocionado y apoyado en su bastón, el artista recorrió la selección de su obra que nos devuelve un mundo rural casi desaparecido. Las series tituladas Bercianos de Aliste, A Rapa das Bestas o Auto Sacramental de Camuñas siguen acaparando la atención del espectador del siglo XXI y confirman su influencia en autores como Cristina García Rodero. Además de su faceta documentalista, Sanz Lobato destaca como autor de retratos.
Según explican sus comisarios, David Balsells y Chantal Grande, en la exposición encontramos un magnífico ejemplo del mejor realismo, dotado de gran intensidad. Son documentos clave de la fotografía española contemporánea que han influido de forma importante en autores de las generaciones posteriores. La sensibilidad extraordinaria de Sanz Lobato también la encontramos en sus paisajes, donde transforma amaneceres o crepúsculos en pura poesía. En sus retratos encontramos una relación directa y humana con el modelo, pues el autor sabe encontrar el momento de inflexión, la bajada de la guardia del personaje ante una pared lisa y desnuda con
inequívocas dosis de dramatismo. Las naturalezas muertas, excelentemente compuestas, configuran una nueva etapa y constituyen otra gran lección de fotografía rebosante de inspiración.
Molina Foix: “La poesía es un vicio consustancial al alma”
Escribir poesía es un vicio, algo consustancial al alma”. Así justifica Vicente Molina Foix el oficio de poeta, una pasión que ha quedado recogida en su antología La musa furtiva, publicada por la colección Vandalia. En ella se ofrece la obra poética de Molina Foix desde finales de los sesenta, cuando fue seleccionado como uno de los Nueve novísimos de Castellet, hasta la actualidad, incluyendo poemas recientes de un libro en marcha.
El libro ofrece la posibilidad de conocer una trayectoria, paralela a la del novelista, que se remonta a la juventud universitaria. “Conservo todos los pedazos de papel de mi vida, y este trabajo de reconstrucción ha sido una labor casi de arqueología”, explicó en la rueda de prensa. “Algunos son muy antiguos, pero no son los versos de un extraño. Contienen temas, ideas e imágenes que conforman mi mundo literario. Hay una voz que trata de los temas amorosos, de la enfermedad y de la muerte, aunque con cierto distanciamiento”.
En La musa furtiva caben el verso amatorio y el epigrama, la poesía de carácter existencial y el homenaje a maestros como Proust o Jean Cocteau. “No soy Pedro Salinas, cuando hablo del amor hablo de la pérdida, del amor que ha acabado. Porque cuando amo, no escribo”, afirmó Molina Foix, que estuvo acompañado por la prologuista de la edición, Candelas Gala. La obra se ha presentado en Madrid, donde el autor fue introducido por Nuria Barrios, y en Sevilla, donde leyó algunos de sus poemas junto a Sara Mesa.