“Nosotros éramos nosotros”
Ricardo Molina
“Era el único que tenía vocación de escritor y tocó también el ensayo o el teatro, con maestría. Luego se aleja de todo y se dedica al flamenco, convive con los gitanos y frecuenta los tablaos. Era muy sonriente, con un humor estupendo, muy sociable, pero cuando alguien no le gustaba levantaba un muro”.
Julio Aumente
“Fue al que más quise del grupo. Era la persona con más humor y más extravagancia, el más exquisito —amante de la buena mesa y cuanto más cara mejor— y al mismo tiempo ingenuo. Yo lo llamo, en un poema que le he dedicado, el cisne de Cántico, porque era verdaderamente aristócrata en lo suyo”.
Juan Bernier
“Para nosotros era como una madre, un protector. Digo esto y me acuerdo de esos cuadros de Valdés Leal, donde la Virgen abre el manto y se cobijan los santos de rodilla a sus pies. Era maestro nacional, abogado también, pero ejercía de maestro. Y por las noches también iba de tabernas, donde nos citábamos”.
Mario López
“Nos parecía el más desvalido y era el más distinto. Pero cuando se empieza a hablar más libremente del amor griego en relación con Cántico, va y hace la declaración patética de que a él siempre le han gustado las mujeres, como si alguien lo hubiera puesto en duda. Me pareció ridículo”.
Vicente Núñez
“Fue un gran personaje. Ricardo y yo, después del Congreso de Santiago en el que estuvimos juntos, quedamos deslumbrados por ese talento, ese ingenio, esa gracia andaluza que tenía, y por su cultura extraordinaria. En Cántico tiene dos o tres colaboraciones y por supuesto es magistral la del número de Cernuda”.
Pablo García Baena
“Nosotros éramos nosotros, no había intento de provocación ni afán de polémica. En cuanto a mí, no me había propuesto ser escritor, pero la lectura de Lorca me abrió la puerta a la poesía. Y ahí sigo, fiel a la poesía. Trabajando no, porque no es para mí un trabajo. A la poesía la espero”.
Ginés Liébana
“Los pintores de Cántico son Miguel del Moral y Ginés Liébana por derecho propio. Creo que los dibujos de Liébana se acercan más al tono poético. Una ilustración o despista o te avisa ante un poema oscuro”.
Miguel del Moral
“Quizá es más maestro Del Moral, pero no tan afín a la poesía o no se mete tanto en la piel del poeta como Liébana. Entonces parecía que la poesía no podía aparecer sola, siempre la pintura la acompañaba”.