Aub, de los Pirineos al exilio
Campo de sangre
Max Aub
Prólogo de Lourdes Ortiz
Cuadernos del Vigía
496 páginas | 28 euros
Campo francés
Max Aub
Prólogo de Carmen Valcárcel
Cuadernos del Vigía
320 páginas | 25 euros
Las entregas tercera y cuarta de El laberinto mágico, el formidable ciclo del escritor hispano mexicano Max Aub sobre la Guerra Civil, que la editorial Cuadernos del Vigía ha puesto de nuevo al alcance de los lectores siguiendo el ritmo de dos volúmenes al año hasta completar la hexalogía en 2019, son tan formalmente diferentes como similares en todo lo demás: Campo de sangre y Campo francés coinciden en argumento, tensión dramática, emoción, saltos geográficos, cambios constantes de personajes (entre una novela y otra pueden sumar varios cientos los que surgen ante los ojos atónitos del lector entre protagonistas, actores secundarios o simples figurantes que saludan o caen y desaparecen para siempre), planos cambiantes, desemejanza moral, compromiso y bravura literaria. Ambos libros mantienen una continuidad cronológica que va desde la lóbrega Nochevieja de 1937 a junio de 1940, cuando las tropas nazis invaden Francia y las pocas esperanzas de los exiliados españoles se desvanecen.
Las dos novelas (si es que se pueden llaman así, sobre todo Campo francés, un enorme friso narrativo de pulso cinematográfico ilustrado con imágenes tomadas de recortes de periódicos y revistas) fueron escritas en el fragor de las batallas, en las pausas entre los bombardeos de la Legión Cóndor, mientras Aub huía de sus perseguidores o tomaba aliento encerrado entre las alambradas del campo de concentración de Vernet d’Ariège, en los prepirineos franceses. Ambas tienen la frescura de una crónica, de un inmenso reportaje donde la invención se alía con el testimonio no para desmentirse sino para mostrar mejor la intensa y casi inabarcable tragedia vivida por cada uno de los hombres y mujeres que sufrieron un doble apocalipsis (en España y en Europa) que truncó vidas, separó familias, regiones y países y disolvió a una parte de la humanidad que, de un año a otro, pasó de la comodidad burguesa a una espantada general que los dispersó por medio mundo.
Campo de sangre comienza a finales de 1937 y concluye el 19 de marzo de 1938 en una Barcelona agujereada por las bombas. “La poesía”, musita uno de los personajes, que responde a Templado, mientras contempla cómo los racimos de bombas se ciernen sobre la ciudad. Campos de sangre fue escrita entre París y Marsella entre 1940 y 1942. La inmediatez entre la escritura y la tragedia es seguramente una de las bazas que hace de El laberinto mágico el más portentoso retablo sobre la contienda fratricida española.
Campo francés es según Aub el más autobiográfico de toda la serie. Pese a los planos atropellados, la escritura entre teatral y cinematográfica, los cambios constantes de punto de vista, la multitud de personajes que entran y salen de la trama principal (incluidos Matisse, Churchill, Picasso…) y la sensación de caos creciente, el lector percibe de una forma misteriosa que es Aub quien está contando su historia de la forma más verosímil que la confusión de la guerra y la huida le permiten. Solo un estilo tan cargado, angustioso, y tan repleto de elipsis puede, paradójicamente, representar con fidelidad la derrota, el extrañamiento y el comienzo del exilio.
Aunque Campo francés fue escrito en los 23 días que tardó Aub en viajar desde Casablanca a Veracruz, en septiembre de 1942, el libro no se publicó hasta 1965 en la editorial Ruedo Ibérico. Entre las notas apuradas que Aub tomó en el barco y la aparición del libro pasaron 23 años en los que hubo multitud de acercamientos, ensayos previos y tentativas parciales. La edición de Cuadernos del Vigía mantiene viva la idea de Aub de construir una “novela fílmica” e incluye decenas de imágenes de L’Illustration y Paris Macht de la época, además de los grabados que Josep Bartolí hizo mientras seguía el mismo itinerario que Aub hacia el exilio mexicano.