Cien años de Revolución
La Revolución rusa: Historia y memoria
José M. Faraldo
Alianza
234 páginas | 10,20 euros
En 2017 conmemoramos el centenario de un acontecimiento histórico que, como ha señalado el profesor Fontana, determinó todo el siglo XX. La Revolución rusa sería tan importante, primero por su triunfo y por su posterior extensión a enormes territorios y poblaciones de cuatro continentes, pero también porque generó, desde su propio origen, un temor casi generalizado al contagio de ese fervor revolucionario en aquellos otros países donde no llegó a implantarse. Por tanto, el triunfo y asentamiento de los bolcheviques en el país más extenso de la tierra proporcionó al mundo un modelo alternativo e inédito de organización política, social y económica.
Alianza Editorial ha sido un sello muy importante en la difusión en español de historias sobre aquel acontecimiento histórico. Aquí merece un lugar destacado, por la ambición del autor y del editor, la publicación en catorce tomos de la Historia de la Rusia Soviética de E. H. Carr (que casi nadie ha leído completa) y el tomito de síntesis —a cargo del mismo autor, un prodigio a la hora de resumir su propia obra— La revolución rusa. De Lenin a Stalin (1917-1929) que seguramente habrá sido la primera aproximación al fenómeno de generaciones de estudiantes de Historia.
Ahora Alianza Editorial encarga a un autor español un tomo de dimensiones parecidas a la síntesis de Carr para rejuvenecer su catálogo. José María Faraldo tiene en su haber dos monografías sobre historia de la Unión Soviética y se maneja con soltura en varios de los idiomas necesarios para acceder a las fuentes primarias de su estudio, cosa que aprovecha para ofrecernos algunos testimonios de la época que dan colorido a su relato. Y huye deliberadamente de lo más trillado, cosa que siempre es de agradecer.
A lo largo de una quincena de capítulos breves, Faraldo avanza cronológicamente en el estudio de la Revolución, para rematar su obra con tres capítulos dedicados a la construcción política, económica y cultural del nuevo régimen. Completado el relato de los hechos, el autor aborda —y esto quizá sea la parte más interesante del libro— un intento de interpretación de lo que ha significado la Revolución de Octubre, llegando hasta el presente, donde busca las huellas vivas de aquel estallido en los territorios que una vez formaron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
La obra culmina con varias piezas adicionales: el estudio de la memoria de la Revolución (magistral el inicio del capítulo, casi con un verso: “Febrero apenas tiene memoria”); lo que el autor llama “Consumaciones”, con otro enfoque interpretativo de largo aliento y, cómo no, “El final”, donde Faraldo—quizá inspirándose en el famoso libro sobre la Primera Guerra Mundial de Peter Englund— nos cuenta qué fue de los personajes a los que cita a lo largo del libro; historias casi siempre trágicas que podrían llevarnos a la melancolía.
Nos encontramos pues ante una síntesis actualizada del fenómeno, un libro de lectura amable que ofrece datos, desmonta mitos, establece precisiones terminológicas y repasa interpretaciones.
En el debe de la obra cabe mencionar un relato apresurado y, a mi juicio, superficial de la guerra civil que se desató a raíz del golpe bolchevique y que es parte sustancial del fenómeno revolucionario. Creo que, por tratarse de un libro de bolsillo, hubiera sido muy interesante ofrecer una bibliografía comentada que fuera una guía de lecturas adicionales para el lector que se haya quedado con hambre de revolución.