El amor es la mejor película
Tan poderoso como el amor
César Antonio Molina
Destino
496 páginas | 21,90 euros
César Antonio Molina (La Coruña, 1952) es, ante todo, un intelectual marcado por la curiosidad y el afán de llegar a todos los rincones, a todas las emociones. Es un emprendedor sentimental y refinado. Poeta, narrador, ensayista, viajero incansable, además de un incesante periodista cultural que ha escrito seis volúmenes de diarios, o de textos autobiográficos. Una de sus aficiones, desde siempre, es el cine. Hace no demasiado tiempo le dedicaba un delicioso ensayo al Doctor Zhivago (Trifolium, 2015). Y hace muy poco unía algunas de sus pasiones —la cultura, la filosofía, el amor y el cine— en un volumen en el que se puede entrar siguiendo un epígrafe o el rastro de una o dos películas que abordan los ingredientes del amor y la tipología tan plural y obsesiva de los amantes. César Antonio Molina se remonta al Cantar de los Cantares y a Quevedo, y a ese verso de “tan poderoso como la muerte”, que constata una certeza: el amor es el mejor antídoto contra la muerte y es una forja de sueños, de un ideal, que se encadena a la espiral del deseo y vuela y se expande de manera ilimitada, hasta el umbral mismo de los afectos imposibles. Y es ahí, donde Tan poderoso como el amor es un inventario de las variaciones del amor (la culpa, la traición, el triángulo, los celos, el abandono, la desesperación, etc.) ligado a una película, desde los orígenes hasta hoy. Es decir, el libro es una anatomía de la pasión y del deseo, y es una mirada más o menos cronológica a la historia del cine y a sus directores, a lo largo de casi 200 obras. Están desde Murnau, el creador de uno de los más bellos poemas visuales de todos los tiempos como Amanecer, hasta El sur de Víctor Erice o Los amantes del círculo polar de Julio Medem, y en medio creaciones de Dreyer, Bergman, John Ford, Luis Buñuel, Éric Rohmer, Max Ophüls, Clint Eastwood, John Huston o François Truffaut, el enamorado de las mujeres, quizá como casi ningún otro director en la historia del séptimo arte.
El procedimiento que usa César Antonio Molina entrevera conocimiento, razón, especulación y vértigo. Cada película puede ser analizada en clave de historia del pensamiento y a la luz de autores como Jacques Derrida, Gilles Deleuze, Nietzsche o Heidegger; propone una serie de claves estéticas, con aperturas a la música o al arte, que tanto le apasionan, y luego se sumerge en la película desde distintas direcciones: realiza una mirada de contexto, se fija en cualquier detalle, narrativo o incluso arquitectónico, y luego resume o narra el argumento en un texto que tiene mucho de relato y de interpretación. En ese sentido, el libro es una elegía por el cine que desaparece, y toda una exhibición de emociones, un viaje gozoso, rico y alegórico del amor como construcción cultural, como eje casi imperceptible de la civilización, donde se concluye, entre otras cosas, que el amor es tan lírico como épico, tan volcánico como sutil, y es casi una forma de moral. En El tercer hombre, de Carol Reed, eleva Molina esta pregunta: “¿Es el bien más bello que el amor?”