Fenomenología del presente
Contra todo. Cómo vivir en tiempos deshonestos
Mark Greif
Trad. Damián Alou
Anagrama
376 páginas | 20,90 euros
A pesar de su altisonante título, Contra todo no es una enmienda a la totalidad. Ni siquiera es un libro panfletario, una especie de Yo acuso urgente. Es, más bien, el intento por proponer una radiografía del ahora, en especial del ahora norteamericano, lo cual, por motivos obvios, convierte al texto en un balance de nuestra época.
Mark Greif recoge en este volumen artículos escritos entre 2004 y 2015, circunstancia que permite admirar no solo los vaivenes de la Historia, sino también un proceso autobiográfico de maduración. El conjunto se nutre de múltiples intereses, lo cual es también un síntoma de nuestro tiempo, proclive a suponer al observador una especie de polimatía que le permite moverse con igual soltura en la política que en las costumbres, en el drama que en la comedia, en el apunte sociológico que en el hallazgo íntimo.
No parece exagerado afirmar que el propósito de Greif ha sido dotarse de una filosofía de vida, un código de conducta que le permita decir “no” a ciertas cosas y mantener la dignidad ante otras, al tiempo que, como agente y como paciente, diagnostica las líneas de fuerza que vertebran nuestra época. Para ello, el libro, que posee una arquitectura muy meditada, se organiza en dos grandes bloques, a su vez dividido cada uno de ellos en cuatro partes.
El primer bloque se resume en un vistazo a menudo epidérmico, casi siempre irónico, en ocasiones brillante, a cuatro áreas de la experiencia contemporánea y a los códigos de representación que conllevan: el cuerpo, la música, la imagen y la violencia. Greif analiza el cuerpo en sus manifestaciones más pregnantes: su domesticación mediante el gimnasio y la alimentación, su demonización y glorificación mediante el sexo y la juventud, su conversión en espectáculo mediante la exposición a la fama. Destaca aquí su ensayo sobre Nadya Suleman, madre de octillizos convertida en musa del escándalo y epítome de la mercantilización de la vida. En su análisis de la música, Greif indaga en movimientos cruciales (pop, rock, punk, rap) al tiempo que reconstruye ciertas estaciones de su periplo personal. Aunque sus textos hacen añorar otras miradas (Welsh, probablemente; Kureishi, sin ninguna duda), su artículo sobre Radiohead es notable. El mundo de la imagen es rastreado mediante una aproximación a la ideología del reality show (gozosa su lectura del clan Kardashian), a YouTube como palimpsesto inagotable y como instrumento democrático hoy secuestrado, y por último a la neobohemia hipster, su nacimiento, auge y defunción, todo en un pestañeo. Para el final quedan los dos ensayos sobre la violencia, dedicados, respectivamente, a la construcción de un nuevo modelo de héroe por parte del ejército estadounidense y a un examen de la policía como mensajera de cierta fatalidad irremediable.
El segundo bloque constituye, en puridad, el intento anunciado por Greif en su prefacio por dotarse de una armadura intelectual y emocional ante la vida, valiéndose de un mito seminal (Thoreau y sus logros: Walden y Desobediencia civil) y su plausible aplicación a asuntos contemporáneos de la realidad del país. El punto álgido de Contra todo se proyecta así mediante la crónica personal que el autor propone del movimiento Occupy Wall Street, en un intento por transparentar las contradicciones de una sociedad que, en su opulencia y hartazgo, en su todología del deseo y de la posesión, a menudo conduce a la indiferencia y a la inanidad. Y, por descontado, también a la injusticia.