La historia sin máscaras
Imperiofobia y leyenda negra
María Elvira Roca Barea
Siruela
460 páginas | 26 euros
Con un prólogo excelente de Arcadi Espada este libro va a suponer, a mi juicio, un antes y un después en el tratamiento historiográfico de la leyenda negra española, sobre todo, pero también de las leyendas negras que acompañan a otros imperios (Roma, Rusia, Estados Unidos). Su autora, María Elvira Roca Barea, ha trabajado en el CSIC e impartido clases en Harvard. El éxito de su libro ha sido fulgurante, vendiéndose varias ediciones hasta la fecha —escribo estas líneas en marzo de 2017—, lo que nos dice mucho de la oportunidad, interés y legibilidad de un tomo de cerca de 500 páginas que se lee como la más apasionante de las novelas, pero con el marchamo de la verdad histórica y el sello de una investigación profunda, desapasionada, exhaustiva.
Pese a que la leyenda negra sigue campando por los manuales ad hoc con demasiada frecuencia, y a pesar de que hay demasiados españoles que se la creen a pie juntillas, existe también una corriente de opinión, cada vez más numerosa, que “carga fieramente la suerte —como dice Espada en el prólogo— por el sustantivo”. Es decir, que hay cada vez más gente que estima puramente legendario lo que nos han hecho creer acerca de nuestra intrínseca perversidad inquisitorial y nuestras fechorías americanas.
Imperios y leyendas negras son términos inseparables. La imperiofobia es un modelo universal. Partiendo de esa premisa, que se analiza en profundidad en la primera parte del libro, pasa la autora a escudriñar, en una segunda y una tercera partes, la hispanofobia a lo largo de los siglos, desde la época imperial hasta el siglo XXI. La hispanofobia tuvo, en un principio, raíces italianas que luego fueron extendiéndose, en metástasis imparable, a otros países de Europa como la Alemania protestante, Inglaterra y los Países Bajos, sobre todo. Fueron ingleses y holandeses los principales forjadores del mito de la ferocidad implacable de la Inquisición española y del mito de una presunta política de exterminio de indígenas por obra de España en los virreinatos de América. Roca Barea va desmontando, detalle por detalle, todas las teorías que fueron construyéndose en torno a esas falsedades, y lo hace con una erudición admirable, sin ningún parti pris que condicione su búsqueda, recurriendo a una serie de datos fehacientes que va desplegando ante los ojos atónitos de sus lectores, que agradecen una revisión tan necesaria y tan alejada también —conviene advertirlo— de los postulados apriorísticos de cierta historiografía franquista, que partía de posiciones ideológicas que cuestionaban su objetividad.
Junto a ese formidable despliegue de verdades probadas que contradicen la leyenda negra española y la sitúan en el territorio de una pérfida e interesada nebulosa, constatamos en Imperiofobia una gran lección de escritura. La Historia con mayúscula es un género literario, además de una ciencia. No conviene olvidar que Heródoto, Tucídides, Tito Livio y Tácito inventaron la prosa artística grecolatina, y que solo a partir del siglo XX comienza a olvidarse que la Historia debe buscar la excelencia estilística y recobrar la magia primigenia de lo narrado por el chamán en las hogueras nocturnas de la tribu. María Elvira Roca Barea utiliza una prosa impecable, atenta por igual al fragor de la calle y al silencio exquisito del archivo y la biblioteca, comunicativa en un grado muy superior al de la mayoría de las monografías históricas que puede uno encontrar en el mercado. El filósofo Ignacio Gómez de Liaño, director de la Biblioteca de Ensayo de Siruela, ha tenido un gran acierto incluyendo en su colección esta Imperiofobia. Ojalá se publiquen muchas más ediciones de este libro imprescindible, para que todos los lectores de nuestro país tengan la oportunidad de reconciliarse con un pasado colectivo que la leyenda negra nos había robado arteramente. Por las páginas del libro de Roca desfila la Historia verdadera, sin máscaras, sin tergiversaciones, sin tópicos indeseables. No es poco, voto a bríos, en los tiempos que corren.