La infelicidad del trabajo
Homo Faber
Fernando Díez Rodríguez
Siglo XXI de España
752 páginas | 26 euros
No siempre el trabajo ha sido la búsqueda desesperada de un empleo con el que asegurarse la supervivencia. Sobre todo igual que sucede ahora. No siempre el trabajo fue únicamente un trámite engorroso gracias al cual pagamos las facturas pero que no nos supone crecimiento personal alguno ni tampoco es una herramienta a través de la cual cambiar la faz del mundo.
Tiempos hubo en los que ese trabajo formó parte sustancial del hombre y hasta creó en torno suyo todo un andamiaje intelectual y filosófico que pasó a formar parte de nuestro acerbo cultural y sociológico más valioso.
Homo Faber. Historia intelectual del trabajo, 1675-1945, la monumental obra del profesor Fernando Díez Rodríguez, recoge y explica minuciosamente todas las ideas que alrededor del trabajo surgieron en los últimos tres siglos y cómo esas diferentes concepciones influyeron en el mundo y en el hombre. Es a partir del último cuarto del siglo XVII, como nos enseña Fernando Díez, cuando el trabajo pasa a ocupar un lugar central en la vida del ser humano y es contemplado como un elemento imprescindible de la sociedad. El ensayista nos advierte de que ni antes de ese XVII ni después de 1945 las cosas volvieron a ser iguales. Si algo ha cambiado es la posición central del trabajo y, con la pérdida de esta centralidad, la limitación de la consideración de las dimensiones del mismo y la tendencia a su drástica reducción y simplificación. Se ha adelgazado el vasto rango de significaciones y funciones que nutría el trabajo en el periodo de referencia que nos indica el autor. Lo que en el periodo del estudio llama la atención no es sólo lo en serio que se toma el trabajo, con una seriedad que roza la obsesión, sino el extenso y hondo examen al que es sometido en todas sus posibles manifestaciones, positivas y negativas, como si de algo decisivo se tratara.
La relación entre Trabajo y Utilitarismo y Trabajo y Profesión, entre Trabajo Artesanal y Trabajo Simple, Trabajo Proletarizado y Trabajo Alienado, Trabajo y Empleo… Nada queda fuera del estudio de Fernando Díez en lo que, a ojos de este crítico, supone uno de los más intensos y fructíferos trabajos ensayísticos que le ha sido dado disfrutar.
No hace mucho, el hermano de Fernando Díez, el académico y novelista Luis Mateo Díez, afirmaba que esta obra, Homo Faber, será la única que perdurará de la familia Díez. Se queda corto en el número, pero es indudable que Homo Faber merece ocupar un lugar privilegiado entre los ensayos de los últimos decenios. A la indiscutible hondura del estudio, y del afán intelectual de poner en negro sobre blanco todo aquello que el trabajo generó en nuestras vidas, sociedades, conciencias y políticas, se une el gozo de una buena prosa que hace honor a la rama novelista de la familia Díez y que nos permite adentrarnos en el pensamiento de Marx, de Stuart Mill, de Alfred Marshall, de Weber, de Durkheim, de Frederick Taylor, de Engels, de Adam Smith.
El libro es la historia del patrimonio intelectual de nuestra civilización del trabajo, trabajosa e inteligentemente acumulado a lo largo de casi tres siglos por gentes que, en general, entendieron que el trabajo era una realidad fundamental y no despejable de la vida de los seres humanos. Gentes que, como Fernando Díez, comprendieron que, cuando se tomaba en serio, mostraba aspectos, funciones y sentidos esenciales para nuestro desarrollo. Libro loable e imprescindible que nos hace pensar en aquellas palabras de León Tolstói, cuando afirmaba que la condición esencial de la felicidad del ser humano es el trabajo. Pero eran otros tiempos. Si nos han arrebatado el placer de trabajar, todavía nos queda el de leer.