Los galones de Caballero Bonald
Memorial de disidencias
Julio Neira
Premio Antonio Domínguez Ortiz 2014
Fundación José Manuel Lara
622 páginas | 25 euros
Acierta Julio Neira al aclarar, en las páginas liminares de este volumen, que no es su intención competir con las dos celebradas entregas de Caballero Bonald reunidas bajo el título La novela de la memoria, sino apuntalar, y corregir cuando proceda, lo narrado en ambos libros, confrontándolo con datos objetivos, no sometidos a los caprichos del recuerdo. En efecto, este Memorial de disidencias quiere ser una biografía en toda regla, autorizada, profesoral −por metódica y documentada− e indisimulablemente devota. Una mirada atenta y rigurosa sobre una de las figuras fundamentales de la literatura española reciente.
Tampoco está entre los propósitos del biógrafo brindar revelaciones escandalosas ni desvelar secretos inconfesables. Se trata, por el contrario, de una biografía que recorre morosamente la andadura del escritor jerezano a través de sus múltiples mudanzas, de las ciudades que recorrió como simple ave de paso o que marcaron su peripecia vital (Jerez, Cádiz, Sevilla, Madrid, Palma de Mallorca, Bogotá…), de sus guerras perdidas y sus premios conquistados, sus militancias y sus frentes abiertos, sus afinidades y sus desavenencias. Todo lo desarrolla Neira con un estilo fluido –contagiado no pocas veces, como suele ocurrir en estos empeños, de genuina retórica bonaldiana– y alusiones a versos o fragmentos de la obra de Caballero traídos muy a propósito.
No le falta, desde luego, profundidad en la lectura ni meticulosidad al investigador. De hecho, estos elementos amenazan por momentos con lastrar la narración, ya sea por demorarse excesivamente en explicaciones innecesarias, ya sea por incurrir en enumeraciones casi notariales de la actividad pública del protagonista, especialmente en la recta final del libro. Y si bien los pasajes más escabrosos, por así decirlo, son tratados con pulcritud y elegancia −el romance con la mujer de Cela, su fracaso en la entrada en la RAE−, a ratos se echa de menos cierto relieve sutil que suelen dar las sombras, aunque sean las de algunos lamentables desencuentros. Sea como fuere, la vida de Caballero Bonald queda ampliamente representada en este medio millar largo de páginas, y con ella la de quienes compartieron los difíciles años posteriores a la Guerra Civil y el pedregoso camino hacia la democracia. El jerezano encarna el espíritu de esa generación que supo afrontar mal que bien los traumas de aquella contienda, que halló en el alcohol un providencial analgésico, que buscó en la noche espacios de libertad y que tuvo el burdel como escuela sentimental. Una generación de poetas y narradores que, con toda su fama de holgazana y fiestera, trabajó muy duro para llevar el pan a casa, casi siempre respaldados por compañeras abnegadas e incondicionales que también merecerían alguna vez un homenaje.
José Manuel Caballero Bonald, que como pone de manifiesto el libro de Julio Neira no es solo un novelista de importancia capital en nuestro idioma y uno de los poetas más influyentes de su tiempo, sino también un notabilísimo productor discográfico, y un incansable divulgador del flamenco en épocas muy oscuras para este arte, y un modelo de intelectual alerta, comprometido con el mundo que le tocó vivir, tuvo el talento, la intuición, la coherencia, el tesón y la suerte, además de la imprescindible longevidad, para llegar adonde otros no alcanzaron. Sus galones se los ganó él solo, pero sus conquistas salvan en bloque, de algún modo, a toda una pléyade de memorables escritores, los del medio siglo español.