También esto cambiará
Postcapitalismo: hacia un nuevo futuro
Paul Mason
Paidós
432 páginas | 25 euros
La pretensión neoliberal de que el único paraíso posible está en el mercado se ha convertido en una broma infernal para muchos ciudadanos y en una muestra de milenarismo ideológico para muchos otros. A estas alturas, el problema para Paul Mason, periodista de economía de la BBC, no está solo en los importantes restos de neoliberalismo que aún se perpetúan a pesar de su fracaso global, sino también en que la izquierda protesta por muchas cosas pero carece de un modelo coherente que nos proporcione una imagen de cómo podría ser el mundo de otra forma.
¿Habrá alguna vez algún modo de salir de este laberinto? Mason cree que sí, y que este cambio hacia algo diferente del capitalismo ya se está produciendo gracias a la tecnología, el mismo elemento que llevó al sistema económico a reproducirse y fortalecerse desde la mitad del siglo XVIII, la época de la Revolución Industrial, hasta ahora.
Mason llama postcapitalismo a lo que está aconteciendo como consecuencia de ese cambio. La informática ha eliminado millones de trabajos, y aún destruirá muchos más, las fronteras entre la ocupación laboral y el tiempo libre se difuminan, y como consecuencia los salarios dejan de relacionarse de un modo directo con la formación y con las horas trabajadas. El establecimiento de precios, que se basa en la escasez o en la abundancia de un bien, se verá afectado por la popularización de las impresoras en tres dimensiones e inventos afines, por los que fabricar una cosa, una vez definida o diseñada, saldrá muy, muy barato, como ya explicó Jeremy Rifkin en La sociedad de coste marginal cero (Paidós). Por último, la economía colaborativa está tomando el suficiente volumen como para vislumbrar que va en serio. Cooperativas de alimentos, parques de coches de uso colectivo, guarderías gratuitas y otras actividades posibilitadas por los bancos de tiempo libre, en los que cada uno aporta las horas de su ocio que crea convenientes, florecen en los márgenes del capitalismo pero cada vez le comen más terreno. Así, la tecnología, el trabajo, los precios, la distribución y motivación económica, bases del capitalismo, están cambiando en una dirección que Mason da por hecho que acabará con el sistema en el que hemos crecido.
Mason cuenta cómo en los años setenta, en su localidad natal de Leigh (noroeste de Inglaterra), la clase obrera disfrutaba de unos sueldos dignos, ahorraba y progresaba, su tasa de productividad era muy alta y existía entre sus miembros una palpable solidaridad. Hoy las calles de esa ciudad están abarrotadas de casas de empeños, de establecimientos de préstamos rápidos, de comercios de muebles y electrodomésticos que venden sus productos a plazos con unos intereses “hiperinflados”, además agencias de colocación privadas que ofrecen empleos remunerados con el salario mínimo interprofesional.
Este es el punto de partida, el de unas personas con bajos ingresos y enormes deudas ya que cada paso depende ahora de la financiación. ¿Y el de llegada? Es muy arriesgado predecir qué ocurrirá si el postcapitalismo se impone. Cuesta aquí también hacerse una imagen de qué pasará con el Estado, con la protección social o con la pretensión de vivir de una manera holgada, lo que hasta ahora era la marca del capitalismo y la base de su legitimidad, ahora difuminada y debilitada. El libro de Mason no tiene desde luego todas las respuestas pero sí contiene las preguntas pertinentes y una pista sobre por dónde se podría ir tirando. En sus páginas, brilla el conocimiento de los hechos y de las ideas que hay debajo de ellos. El ritmo y la claridad del relato hacen fácil la lectura y neutralizan los efectos letárgicos de los academicismos poco trabajados. La hipótesis que plantea es provocadora y, hasta un punto que no conocen ni los adivinos, plausible y justificada. Ya veremos lo que pasa con ella.