Una mujer luminosa en acción
Diario de juventud
Escritos. Traducciones
Zenobia Camprubí
Traducción e introducción Emilia Cortés Ibáñez
Fundación José Manuel Lara
503 páginas | 25 euros
Zenobia Camprubí Aymar (Malgrat de Mar, Barcelona, 1887-San Juan de Puerto Rico, 1956) tuvo una vida antes y después de casarse con Juan Ramón Jiménez. Se conocieron en la Residencia de Estudiantes en 1913, se casaron en 1916 y vivieron juntos durante 40 años, hasta pocos días antes de que él recibiera el Premio Nobel. Fue su esposa, su musa, su secretaria, su enfermera, la persona que soportaba el complejo carácter del poeta, sin “términos medios, o está muy bien o está muy mal”, tal como ella escribe en un pequeño texto, ‘Cómo es Juan Ramón’, que figura en Diario de juventud.
Ya sabíamos, por su propia voz, quién era Zenobia. Sus tres volúmenes de Diarios —que corresponden a sus años en Cuba (1937-1939), Estados Unidos (1939-1950) y Puerto Rico (1951-1956)— demostraban que jamás había perdido su personalidad, su curiosidad, su pasión por la escritura y por dar cuenta de sí. El volumen revela el proceso de formación de una mujer inquieta, a la que le gustan los viajes y la aventura, capaz de manejarse en español e inglés y de componer un diario, escribir cuentos originales, redactar reseñas y artículos de prensa desde los catorce años, traducir a su esposo y a Tagore o elaborar crónicas minuciosas de sus viajes por diversos lugares de España, de la que estuvo alejada algunos años.
Emilia Cortés Ibáñez ha investigado en los archivos familiares de Juan Ramón-Zenobia, ese pozo sin fondo de manuscritos, durante quince años. Y rescata pequeñas joyas que retratan a una mujer luminosa e inagotable, con sentido del humor y una desbordada vitalidad que le lleva a vivir de prisa, de prisa. Quizá por ello, la editora y traductora ha colocado a modo de pórtico esta cita de Zenobia: “Estoy tan encantada y tan entusiasmada con todo, que no creo que haya ni una persona que disfrute la vida más que yo”. Hija de Raimundo Camprubí e Isabel Aymar, Zenobia nació en una lujosa mansión de estilo colonial a la que se accedía por una escalinata de mármol. La familia vivió en Barcelona y en Valencia, y en 1904, Isabel Aymar abandonó el domicilio conyugal y se llevó a sus dos hijos Zenobia y Epi y a su criada Honorina, conocida como ‘Bobina’, a Nueva York. Al poco tiempo se reuniría con ellos el otro hijo, Raimundo. Allí, Zenobia empezó una nueva vida que duraría cinco años, entre 1904 y 1909. En 1905 inició su diario en el que confesaba que su madre le había pedido “que haga una entrada diaria en este libro para registrar mis acciones durante el día”. Con lenguaje telegráfico, hace inventario de casi todo. Cuando cumple los veinte años anota: “He pasado uno de los días más felices de mi vida. (…) Epi es dulce, me da un barco a escala. Lo llamo Felicidad”.
En el libro hay poemas de amor, a modo de cancioncillas, recuerdos familiares, donde se impone la figura de su abuela, textos sugerentes como ‘Mis dormitorios’, que pareció surgir de la exclamación jubilosa de Juan Ramón Jiménez, “¡En la vida has tenido un cuarto tan bonito como éste!”, que es casi una autobiografía. Zenobia recuerda a la joven escultora y suicida Marga Gil Roësset, y firma un extenso y valioso texto, ‘Juan Ramón y yo’, donde corrige con humor a Gómez de la Serna y declara: “Así como nunca enfoqué en mi juventud la idea de convertirme en maestra, muchas veces había pensado en un porvenir de escritora”.