Cervantes encadenado
Misterioso asesinato en casa de Cervantes
Juan Eslava Galán
Planeta
288 páginas | 19, 90 euros
El boom de la novela histórica en España desde los años 90 se debió quizá a un equívoco: se creyó que era fácil escribirla. Cientos de autores, profesionales amateurs, se lanzaron a probar fortuna convencidos de que no hay nada más chupado que acudir a las fuentes y abrevar en ellas. Bastaba tomar de aquí y de allá vestuarios, escenografías y un poco de léxico de época, enfocar mal que bien el contexto y meter un poco de acción, o de amor, o de intriga, para que el plato estuviera servido.
Eslava Galán, fiel al género que lo consagró en 1987 con En busca del unicornio, ha seguido recordándonos que no basta con poner a calentar todos los ingredientes juntos. Que esto requiere amor, sabiduría y paciencia. Y lo hace predicando con el ejemplo —no en vano firmó también un curioso tratado titulado Cocina sin tonterías—. En su última novela, este Misterioso asesinato en casa de Cervantes que le valió el Premio Primavera, tonterías las justas: el padre del Quijote es personaje principal, como lo fuera en El comedido hidalgo. Pero esta vez se propone redoblar la apuesta.
El argumento gira en torno al asesinato, basado en hechos reales, de un tal Gaspar de Ezpeleta, cuya autoría es atribuida a Cervantes y supone la cárcel para él y para las mujeres de su casa, conocidas como las Cervantas. La duquesa de Arjona, admiradora de su obra, pide a Dorotea de Osuna que viaje a Valladolid para descubrir quién cometió el crimen y por qué se acusó injustamente al escritor. Sin ánimo de destripar la trama, podemos decir que el caso parece resuelto en la primera mitad del libro, pero da para mucho más.
Eslava sabe llevarnos de la atmósfera noir a la inmersión histórica, viajando a una deprimente España llena de injusticia y desigualdad. Lo mejor de esta narración, no obstante, es su poderosísima sensación de vigencia: “Nunca el mundo ha estado peor que ahora; más codicioso, más deshonesto, más loco y altivo…”, lamenta uno de los personajes como si fuera un parroquiano de cualquier café de hoy día, mientras que Cervantes, como tantos colegas suyos del siglo XXI, se lamenta de su suerte y se pregunta si vale la pena afanarse en su oficio de escritor. Pero sobre todo se antoja de la máxima actualidad la irrenunciable, desafiante libertad de las Cervantas, mujeres que defienden su independencia de una sociedad opresiva e hipócrita. El hecho de que la detective y su mecenas sean también féminas tampoco parece un detalle casual.
La habilidad en la confección de la trama, el equilibrio entre un lenguaje coherente con su tiempo y una imprescindible agilidad, sumada al conocimiento profundo de las claves del Siglo de Oro, confieren gran brillantez a esta narración cervantina y permiten que ese cocinero que es Juan Eslava Galán, ganador de casi todos los premios literarios, empiece ya a aspirar directamente a una estrella Michelín.