Delicias y malicias inglesas
Un paraíso inalcanzable
John Mortimer
Trad. Magdalena Palmer
Libros del Asteroide
456 páginas | 22, 95 euros
Desde la formación WM que ideara Herbert Chapman a la música de The Beatles, Inglaterra ha exportado al mundo un montón de gloria. Cierto que el fútbol y el pop son ingleses en su origen, pero hace ya tiempo que sentimos que carecen de un ADN geográfico exclusivo y excluyente. Hay, sin embargo, aspectos tan íntimos en la idiosincrasia de un país, que por más que sean reconocibles a primera vista, resulta imposible que una tradición ajena se los apropie. Y entre todos estos asuntos con denominación de origen precisa y preciosa, ninguno tan innegociable y típicamente inglés como el sentido del humor.
De William Shakespeare a Jonathan Coe, pasando por Samuel Johnson, Evelyn Waugh y Anthony Powell, los maestros de la literatura inglesa han festejado esta perla que es the english sense of humour en dosis más o menos homeopáticas, pero siempre felicísimas para el organismo y la inteligencia. El humor inglés, lo propongan las mentes ácidas y perversas de Harold Pinter y John Osborne en sus piezas teatrales o proceda del vendaval irreverente de Monty Python en sus trabajos para el cine o la televisión, deja una huella indeleble en quien lo cata. Porque puede que los ingleses no sepan hacer como Dios manda una tortilla de patata, pero su comicidad es de una agudeza y una hondura sin parangón en el mundo.
Un paraíso inalcanzable, de John Mortimer, merece ser considerada una pieza mayor del humor inglés, lo que significa que no es una obra que invite a la carcajada y se agote en ese esfuerzo urgente de la risotada franca, sino que dibuja una sonrisa constante, hija de la ironía, y empapa página a página, como una humedad pregnante, el ánimo del lector. La historia de la familia Simcox y los enredos que provoca el testamento legado a su muerte por su patriarca, un párroco socialista que destina su fortuna a un diputado conservador, permiten a Mortimer desplegar cuatro décadas de esplendor y miseria de Inglaterra, desde los felices años de la posguerra a los tiempos duros del thatcherismo, amparándose en la narración de la vida bucólica y aparentemente detenida en el tiempo que rodea al pueblo de Rapstone Fanner, en la campiña que circunda Londres, vida en realidad intensamente socavada por las grandes fuerzas de la Historia y por aquellas, menores en apariencia pero no en profundidad, de los intereses personales.
El talento de Mortimer se expresa sobre todo en la brillantez de los diálogos y en el retrato de los caracteres. Mortimer, que tuvo una reputadísima carrera como guionista de televisión, despliega un talento extraordinario, de una viveza difícilmente comparable, y no hay un solo personaje en esta abigarrada comedia humana, por escasa que sea su presencia en la peripecia narrada, que no se grabe en la retina del lector-espectador. (Virtud de Mortimer es que cada capítulo de Un paraíso inalcanzable no solo se lee, sino que también “se ve”). El resultado final, primera entrega de la trilogía “Titmuss”, que desde este lado aguardamos ya con avidez, es un catálogo exhaustivo y razonado de las delicias y malicias de la vida inglesa.