El derecho a ser
Eres como eres
Melania G. Mazzucco
Trad. Xavier González Rovira
Anagrama
228 páginas | 17,90 euros
Eva es una púber con dos padres: Christian, erudito de buena familia; y Giose, ex cantante punk de extracción social humilde. Christian muere y Eva es apartada de su padre Giose. Eres como eres narra la escapada de Eva, el reencuentro con Giose, el camino de vuelta al deber ser impuesto por una legislación discutible. Eres como eres es un melodrama en una época en la que valoramos el melodrama desde la sofisticación almodovariana o desde la ortodoxa corrección de Todd Haynes, que adapta El precio de la sal de Patricia Highsmith abordando una problemática similar a la que Mazzucco plantea: la diferencia es que Carol retrata el Nueva York de hace sesenta años. Qué poco hemos cambiado para ciertas cosas. Niños, homosexuales, idénticos prejuicios. Las imágenes destilan intensidad; son símbolos de esas sexualidades diferentes que adornan la naturaleza desdiciendo el estigma del contra natura: el cisne negro, “monógamo y fiel, pero sexualmente indeciso”, moluscos hermafroditas que se auto fecundan o cambian de sexo con la edad. Eres como eres tiene un marcado sentido del ritmo, no solo porque Giose sea músico y Christian un estudioso de la cronología, sino también por seguir un modelo clásico de narración: la historia comienza in media res y la línea temporal hacia el desenlace se interrumpe con flash backs sobre la vida de Giose, su amor con Christian, cómo hemos llegado hasta aquí. La religión —no hay más que atender a los nombres de los personajes— y la vida del artista son dos claves de lectura.
Eres como eres es también una roadnovel, la narración de un viaje exterior e interior —como la narración de todos los viajes—, donde los protagonistas superan obstáculos, el desgajamiento y el dolor que producen los malévolos prejuicios, y crecen. Evoco la imagen de una imposible Tatum O’Neal en Luna de Papel y escribo imposible porque, frente al estereotipo rubio de la niña fumadora en la película de Bogdanovich, Eva es morena y de piernas largas, ha heredado los rasgos del óvulo a partir del cual fue fecundada. Por último, la novela de Mazzucco es un texto de denuncia que denota un gran conocimiento de los problemas de las parejas homosexuales que deciden tener hijos, en general, y, en particular, mediante un vientre de alquiler. La escritora italiana conoce el argumentario a favor y en contra desde dentro y desde fuera de la comunidad gay: los homosexuales acosan a sus propios hijos; la definición de la sexualidad de los hijos de las parejas homosexuales es confusa; algunos homosexuales no tienen hijos porque esa decisión enfatiza su resistencia frente a actitudes moralistas y legislaciones castradoras… Eres como eres, un título que evoca el hímnico A quién le importa lo que yo haga, nos enfrenta con nuestras hipocresías, porque las epifanías y eclosiones lacrimógenas de algunas escenas —las lágrimas de los padres ante la contemplación de un cuadro de San José y el niño que les descubre, desde el arte, su pulsión paternal—; el tono de lo que parecería que ya tenemos asumido en la civilizada Europa de comienzos del siglo XXI; ese tono en Italia le ha costado a Mazzucco amenazas graves. La homofobia no solo es patrimonio de la ultraderecha, sino de la sociedad en su conjunto. Esta novela remite, a su modo, a esos filmes de François Ozon donde se impugna el concepto de parafilia y se visibilizan los aspectos más reaccionarios de nuestra ideología sobre la sexualidad. Necesitamos libros como éste para reclamar el derecho a que no nos roben la alegría con leyes represoras, para entender que existan colectivos que luchan por la posibilidad de ser “convencionales”. Para caernos del guindo. Al fin y al cabo, la vida es breve y todos lo sabemos.