El velo pintado
Tres mil noches con Marga
Pedro Ramos
Destino
304 páginas | 18,90 euros
Exorcizar el pasado es un empeño literario que viene de antiguo. El personaje que debe enfrentarse a un pretérito tenebroso como única vía para cauterizar un presente que supura el tormento fétido de una herida sin cerrar, es un clásico. Permanentemente revisitado en hermosas novelas, inquietantes series de televisión y películas de leyenda, se trata, sin duda, de uno de los grandes temas de la literatura contemporánea al que ha acudido Pedro Ramos (Madrid, 1973) para dotar de corpus narrativo su última novela, Tres mil noches con Marga. Ramos, que cultiva con ambivalencia todos los géneros antes citados, del guion cinematográfico y televisivo a la novela y la poesía, ha reunido en su nueva apuesta editorial un buen número de ingredientes de sabroso consumo para un amplísimo rango de lectores, que podrán encontrar en sus páginas cantidades bien dosificadas de secretos de familia, guiños generacionales y una tupida intriga que no se resuelve hasta la última página.
Como elemento de originalidad, que le imprime una fuerte personalidad a la novela, se encuentra la elección del personaje central, Marga, una mujer joven, hecha a sí misma, bióloga gallega que desarrolla su profesión en una Universidad del Estado norteamericano de Alaska y que, tras recibir una llamada inesperada de su madre, debe regresar a su pueblo, que abandonó hace casi una década sin que nadie de su entorno haya sabido más de ella.
A partir de aquí, el autor construye y reconstruye la vida de Marga en breves episodios sucesivamente titulados “Navidad”, “Heroína” y “Matrimonio”, que no dejan de ser las tres franjas temporales de la adolescencia, la juventud y el momento actual en la vida de la protagonista, que nos permiten contrastar su pasado y su presente, en una composición de collage que el lector debe ir armando y ordenando al tiempo que va desarrollándose la acción.
Con los años ochenta como elemento subyacente, resumidos en la macabra alegoría de la heroína —esa lacra que vino pegada, como una broma de mal gusto, a la espalda de la Democracia—, Tres mil noches con Marga nos habla de una familia conservadora que tiene que aprender a lidiar con el cambio sociopolítico y, aún peor, de mentalidad, del país en construcción que era España en esos años.
Desde el presente al pasado y viceversa, es indiscutible el oficio que muestra Pedro Ramos a la hora de construir una estructura narrativa que encuentra como fin explicar al lector cómo construimos quiénes somos, cómo nos levantamos sobre terrenos resbaladizos y cómo nuestra memoria camina por galerías subterráneas y se mira en falsos espejos. La vida, como escribió Shelley, es un velo pintado que a veces es mejor no levantar (“No levantes el velo pintado que los vivos / llaman vida”).