El hechizo del arte
Fred Cabeza de Vaca
Vicente Luis Mora
XXVIII Premio Torrente Ballester
Sexto Piso
330 páginas | 19,90 euros
Todo arte es como el teatro, constituido por tres partes: el autor, el actor y el público”. Lo dijo Max Aub y lo explicó fantásticamente en la novela Jusep Torres Campalans. El cuaderno verde, biografía de un pintor con la que impuso la ficción como realidad y una verdad refrendada por una producción artística. Esa misma sensación de autenticidad, de biografía de un relato dentro de un relato, es la que transmite con brillantez Vicente Luis Mora con Fred Cabeza de Vaca, una inteligente y subversiva historia aubiana que convierte el arte en personaje, y la literatura en intervención cubista y filosófica sobre la construcción de la identidad, y de la cultura como representación e impostura social. Y al igual que Aub, Mora juega con el ensayo, la crítica, la fábula y lo aforístico para componer las vidas de un artista conceptual al que más que la creación de obras capaces de remover, incomodar, sembrar dudas —como exige Alain Brossat a los artistas contemporáneos a los que acusa de haber olvidado este objetivo—, lo que le interesa es ser su propia y desconcertante obra de arte. Igual que lo que defiende Anselm Kiefer cuando afirma “pintar en pensar, es investigar no sobre la pintura sino sobre mí mismo”. Precísamente la poética que trabaja Cabeza de Vaca siendo un becario de El País para escalar, a través de la manipulación, en el mundo de las galerías y los museos hasta convertirse en una celebridad cuyas opiniones temen los artistas, de quienes vende en eBay las piezas que le regalan, y transformarse después en un creador de heterodoxas intervenciones con carácter filosófico y político acerca del ser y el parecer, de lo secreto y de lo público.
Esta biografía es un impecable rompecabezas armado por una investigadora, Natalia Santiago, mediante distintos puntos de vista, perspectivas temporales, y fuentes de la escritura como documentación: apuntes diarísticos, notas sobre exposiciones, entrevistas de prensa, correspondencia cruzada y las conversaciones de Cabeza de Vaca con Eckerman. Un rico registro de lenguajes, a los que Vicente Luis Mora les confiere simbólicamente las propiedades del plomo, del alambre o del vidrio, que intentan descifrar la personalidad cubista, entre el hechizo y la farsa, de un hombre adicto al porno, y audaz en su exploración de la sexualidad como motor de la creatividad y en su cuestionamiento de las mitificaciones del arte y de la intelectualidad, del concepto de autenticidad y de la realidad como arquetipo, material y ficción.
Un propósito que han planteando interesantes novelas y ensayos como La cabeza de plástico de Ignacio Vidal-Folch, El arte contemporáneo. Entre el negocio y el lenguaje de Angela Vetesse o ¿Qué éstas mirando? de Will Gompertz. Autores que al igual que Vicente Luis Mora mezclan la reflexión, la sátira y la crítica en torno a la mercadería del arte, el apropiacionismo, la copia, el afán por el dinero más que el valor del prestigio, las relaciones de los artistas con las instituciones, o la invisibilidad representada por el grafitero Banksy, y por On Kawana, uno de los maravillosos personajes de la novela, lo mismo que el marchante Peter Ludwing o las exparejas a las que cifra numéricamente en un cuaderno sobre la dramaturgia de la seducción y la ruptura. También está presente el universo moraniano: referencias a las series televisivas (The Wire, The Loftovers), la huella intelectual de Adorno, Badiou, Foucault, Danto, Douglas Coupland, guiños a la realidad artística nacional: el Museo Reina Sofía o el CAC Málaga. Nada falta en esta novela, entre el pop y el neoexpresionismo, con la que Mora parodia y retrata el mundo y la sociedad actual, la corrupción del sistema artístico contemporáneo y cuestiona lo que se considera arte y la mirada con la que nos enfrentamos al hecho estético.
Sin duda le habría encantado a Andy Warhol. Y también a Aub.