La escalada de la amistad
Un amigo así
Martín Casariego
Planeta
224 páginas | 18,50 euros
Dentro de la serie “Autores Españoles e Iberoamericanos” de Planeta ve la luz una nueva novela de quien es, para mí, uno de los narradores españoles actuales de mejor pulso y mayor interés: Martín Casariego (Madrid, 1962). Su prosa es de gran sencillez y comunicabilidad, pero sin renunciar en modo alguno a una pulcritud retórica y a una elegancia estilística que hacen de su obra narrativa una verdadera fiesta para quien la lee. Se encuentra este a sus anchas enfrentándose a títulos como Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero (Anaya, 1995, llevada al cine por Antonio del Real), Nieve al sol (Espasa, 2004) o La jauría y la niebla (Algaida, 2009), que reconstruyen ante sus ojos mundos imaginarios que bien pudieran ser reales, a juzgar por la fuerza evocadora con que han sido creados y por la hondura humana que destilan los personajes que se pasean por su superficie. Martín es además un excelente guionista cinematográfico, y ha escrito guiones para diversos directores españoles de cine, como Emilio Martínez-Lázaro o Miguel Santesmases. La íntima relación de Casariego con el séptimo arte presta a su literatura una enorme competencia para suscitar imágenes en quien se acerca a sus historias, provistas todas ellas de un ritmo visual trepidante que hace que no decaiga en ningún momento la atención del lector.
Un amigo así nos habla de dos camaradas, José y Lucas, unidos por una afición extraordinariamente adictiva: la escalada. Llevan casi tres décadas practicando el alpinismo, esa actividad tan propensa a la épica en la que el hombre se enfrenta a las montañas buscando en ellas los misterios ocultos que a buen seguro guardan (aunque su mayor secreto no sea más que un pretexto para ejercitar la voluntad de superación del ser humano ante la naturaleza). A José y a Lucas los aguarda la mole nevada del Mont Blanc, el pico más alto de Europa, y en su ascensión a esa cumbre mítica van a surgir una serie de obstáculos y contrariedades que llevarán a sus protagonistas a situaciones comprometidas. En el curso de su aventura, tendrán tiempo de repasar, en refugios improvisados, lo que ocurrió en el mundo el 22 de diciembre de 2010 —a través de la lectura del periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung de esa fecha—, pero, sobre todo, lo que está pasando en el interior de la relación entre ambos, las claves últimas de su amistad.
Recuerdo haber presentado en la librería madrileña Desnivel de la Plaza de Matute, un libro de mi amigo David Torres —y de Rafael Conde— sobre George Mallory, el alpinista desaparecido en 1924 en el entorno del Everest y cuyo cadáver apareció intacto, conservado por los hielos eternos, en 1999. El público asistente a aquella presentación estaba compuesto, en su mayoría, por montañeros y alpinistas. Flotaba algo religioso en el ambiente, como sucede siempre con las atmósferas relacionadas con el deporte de la escalada. Pues bien, esa religiosidad que hace de la montaña un templo natural, habita con una intensidad fuera de lo común en las páginas de Un amigo así, la última novela de Martín Casariego. Hay en ella, además, un canto a la amistad que rebasa los dominios de la mística —como en las películas de Howard Hawks— y todo un curso de iniciación en el combate primordial que la naturaleza y el hombre (su más alto fruto y, también, el más respondón) libran a diario en las montañas de todo el orbe. Un curso de iniciación que desborda de sentimientos contradictorios y que destila emoción por los cuatro costados de la novela.