La familia: esa madeja infinita
El valle del asombro
Amy Tan
Trad. Claudia Conde
Planeta
676 páginas | 22,50 euros
No creo que haya dolor más solitario y perturbador que la apertura de los ojos desde la niñez a la vida adulta. Es entonces cuando todo lo que antes pasaba desapercibido y maquillado por los adultos se revela para mostrarse sin artificios. Sin vuelta atrás. La familia, esa fuente de amor y otras desgracias, es un huracán que nos eleva y nos sumerge y ese es, para mí, el verdadero asombro de esta novela de Amy Tan (California, 1952) que tanto han esperado sus seguidores −han pasado siete años desde la última−. La autora del best-seller El club de la buena estrella se ha atrevido, ha tomado aire y ha buceado hasta el fondo y seguramente algo de sí haya dejado en el camino para armar esta trama intergeneracional que surge cuando ve una fotografía en una exposición en la que aparecen unas cortesanas chinas y reconoce en las vestimentas de las mujeres la forma de vestir de su abuela. Ahí arranca la incógnita; ahí, el precipicio.
¿Sería Amy Tan la escritora que es si no hubiese tenido ese pasado emocional y familiar tan abrupto? En sus Cartas a un joven novelista, Vargas Llosa lo explica así: “lo vivido es la fuente que irriga las ficciones”. Con esto, el Nobel no quiere decir que todo libro tenga que ser una biografía de su autor; más bien que, en cualquier ficción, es posible rastrear una semilla íntima, algo que de forma visceral nos agarra y nos sienta a escribir y que está ligado a las vivencias de quien fragua la historia. Y Amy Tan contiene en su propia biografía sentimientos, emociones y hechos suficientes para construir novelas como esta, que te mantiene en la lectura hasta la última página.
La historia arranca a principios del siglo XX en Shanghái. Violeta narra su infancia en la casa de cortesanas que regenta su madre, Lucía, una norteamericana que llegó a la ciudad oriental siguiendo a un pintor chino del que se enamoró, el padre de Violeta. Madre e hija se separan cuando un hombre engaña a Lucía haciéndola creer que ella y Violeta zarparán en un barco con rumbo a San Francisco. Pero Violeta se queda en Shanghái y comienza su vida en otra casa de cortesanas. Así, el destino de madre e hija discurren paralelamente en tiempos distintos, las dos traicionadas, las dos prácticamente solas.
Otro de los grandes temas que habita en el relato de Amy Tan es el desarraigo, el rechazo racial. Violeta es mitad norteamericana y mitad china y su vida transcurre en una tierra de nadie. Una vida que bordea siempre la tragedia, pero tanto la protagonista como la propia autora de la novela consiguen sortear la desesperación.
¿Seguirá Amy Tan tirando del hilo donde duerme enredado su pasado?