La marea del pasado
Las reputaciones
Juan Gabriel Vásquez
Alfaguara
144 páginas | 17, 50 euros
Hablando de reputaciones, el colombiano Juan Gabriel Vásquez se ha ido labrando con cada nueva novela o colección de relatos, un merecido lugar entre las voces más interesantes de la actual literatura hispanoamericana. Esta nueva obra se cuenta desde el ángulo de un influyente caricaturista político, Javier Mallarino, en el momento de recibir, a sus sesenta y cinco años, un homenaje oficial, brindado precisamente por ese Estado colombiano al que siempre fustigó en sus viñetas diarias. Aguardando esa ceremonia, mientras le cepillan los zapatos en un célebre parque bogotano, cree ver pasar al gran maestro Ricardo Rendón (el mayor caricaturista político colombiano del siglo XX), o tal vez a su fantasma (había fallecido setenta y nueve años atrás).
En realidad, la visión que tendrá Mallarino a lo largo de estas ciento cuarenta páginas, con una intensidad que arrastra al lector desde la primera línea, es la de su propia vida: hacia atrás (sus valientes y arriesgados inicios combatiendo censuras y cartas de amenaza por sus viñetas, en compañía de su esposa Magdalena —actriz radiofónica—, su paternidad, su lucha por la integridad personal y una conciencia independiente), pero se trata también de una visión hacia adelante, una vez alcanzada la fama y el reconocimiento, mirando hacia un futuro radicalmente distinto. Porque Mallarino no contaba con un viejo suceso, aparentemente mínimo y olvidado, que reaparece inesperadamente, arrastrando, tal vez, un error trágico ignorado. La aparición de Samanta Leal en el presente, durante el cóctel del homenaje oficial (era una niña en tiempos de la juventud del caricaturista) será un reactivo químico que acelera la novela y nos envuelve en la intensidad de los secretos y el buen suspense. La peripecia en torno al congresista Cuéllar presenta ante los lectores todo un fecundo caso moral.
Juan Gabriel Vásquez es uno de esos escritores capaces de “crear atmósfera”. Bastaba leer su colección de relatos Los amantes de Todos los Santos para saberlo. Allí, las rupturas de pareja y el sutil entramado psicológico que envuelve esa quiebra, cobraban un protagonismo tan grande como en esta novela: también Mallarino se separó hacia 1982 y decidió abandonar Bogotá para vivir en la montaña. Y su ruptura con Magdalena, como la que años después padecerá su hija con su respectivo marido, dan lugar a inteligentes reflexiones acerca de cómo sobreviene o se filtra el desamor y la frialdad incluso entre personas que en el pasado se quisieron tanto como Mallarino a aquella inteligente y testaruda Magdalena con “voz de chelo”, que salió de su vida para seguir entrando de cuando en cuando. Pues la antigua camaradería (“insolente familiaridad”) aún propicia hermosos y fugaces reencuentros. Torpezas, indelicadezas o desmemorias minan las relaciones sin que uno lo advierta.
En Las reputaciones, Vásquez nos habla de los dolores causados y de la dificultad de hacer verdadera memoria, pero también denuncia los peligros derivados de nuestra pequeña o gran parcela de poder y de los daños colaterales originados por la vanidad personal, por la necesidad permanente de admiración y por la expresión pública de nuestras opiniones y acusaciones en el mundo real, donde las reputaciones pueden perderse mucho más rápido de lo que se ganan. Vásquez deja planteadas grandes preguntas de fondo: ¿es posible la integridad absoluta, la buena reputación sin fisuras o mentiras bajo la superficie, la construcción sólida de la independencia personal?