Un descenso al abismo
El abrazo del monstruo
Félix J. Palma
Destino
736 páginas | 20,81 euros
Félix J. Palma, antes de dar el salto a la novela con El mapa del tiempo, el origen de una trilogía que proponía un viaje por distintos períodos y un paseo por la literatura, se reveló como un excelente cuentista en El vigilante de la salamandra, de acusada personalidad que siempre parece dar una vuelta de tuerca a sus ficciones. Lo vuelve a hacer en una ambiciosa y compleja novela de género, claramente metaliteraria y a la vez psicológica, en la que explora un sinfín de vericuetos y sombras que pueblan nuestro cerebro y nuestra sensibilidad.
El abrazo del monstruo es el libro de un escritor seguro de sí mismo y de su mundo, capaz de abrir su estilo y sus inquietudes como un abanico multiforme. Un escritor en estado de gracia. El abrazo del monstruo se abre con una cita de Stephen King, que podría resumir a la perfección el tema, la atmósfera y el argumento: “Los monstruos son reales, y los fantasmas también: viven dentro de nosotros y, a veces, ellos ganan”. De esto va esta novela que narra la historia del escritor Diego Arce, que dio el pelotazo con su novela Sangre y ámbar, mal recibida por la crítica y con un gran éxito de lectores y de ventas, donde creó un personaje, de estirpe tan mítica como sanguinaria, el Monstruo, uno de esos psicópatas llamados a formar parte de los manuales de la infamia más desgarradora.
Arce publicará dos novelas más, en un intento de profundizar en la calidad de su escritura y en la libertad de creación, y fracasa estrepitosamente. Casi rompe con su editor Armand Tejada. Cuando todo va tan mal, le susurran, o él mismo lo decide, que debe recuperar esa figura. Durante un congreso literario, que arroja escasa felicidad en su vida (lo mejor, un paseo romántico con su bella esposa Laura), su hija Ariadna, Ari, sufre un secuestro, y su raptor, que bien podría ser el citado Monstruo o alguien que albergaba un odio feroz contra él, le propone una durísima prueba.
Diego Arce se ve forzado a realizar un auténtico descenso a los abismos: a los de su propia vida, en particular a la niñez y adolescencia, a los del subconsciente, a los de la creación literaria, y se empeña en demostrar (o demostrarse) que por el amor de su hija es capaz de cualquier cosa. Suceden muchas cosas, intervienen personajes estupendos como Gerard Rocamora, y eso le permite a Palma, en una novela donde ensaya varios niveles de escritura, construir un mecanismo narrativo que atiende a dos premisas claras: la literatura puede ser tan compleja como la propia vida, tan compleja, tan erudita, tan sabia, tan llena de meandros y sutilezas; y el novelista tiene una misión: entretener al lector. El abrazo del monstruo es una indagación en nuestros lugares oscuros, cuando no siniestros; son varias historias de amor, es un thriller y es una novela negra, una novela sobre la impotencia y el miedo, tiene ribetes de literatura fantástica en algunos momentos y ofrece numerosos descansos o regocijos del lenguaje. Por ejemplo, el autor, en una de sus mejores aproximaciones amorosas-sexuales, describe el deleite del beso, y lo hace con la gozosa lentitud de quien parece estar saboreando a la imposible mujer de su vida. Félix J. Palma se mueve a la perfección en la descripción y en el diálogo, mantiene la tensión y abre ventanas a la curiosidad y al deseo de seguir leyendo. Nos invita a sospechar que la literatura rara vez es inocente: nos transforma la vida. Nos conmueve, nos seduce y nos perturba con el puñal del escalofrío.