Verne o el arte de crear ficciones
La vuelta al mundo
Juan Francisco Ferré
Pálido fuego
238 páginas | 18,90 euros
A Juan Francisco Ferré (Málaga, 1962) le han aplicado muchos adjetivos: uno de ellos es el de prosista avasallador. Quizá sea uno de los más precisos. Ferré es un novelista que aspira a la totalidad, y no solo en el envoltorio formal y en el conjunto, sino en cada página. Es un novelista de la complejidad, temática y estilística, de la intensidad, por su forma de mirar, cada uno de sus libros —algunos tan exuberantes como Providence o Karnaval— deja casi sin aliento: poco a poco, el lector regresa extenuado y quizá con mala conciencia porque, lo más probable, es que se le hayan escapado matices, personajes, hechos, texturas verbales por el camino.
Esto ya era así en la primera edición de su novela, La vuelta al mundo, cuyo título arroja un homenaje inmediato al libro de Julio Verne y quizá a su capacidad de fabulación. Una novela, aunque sea de 24 relatos, porque se percibe la voluntad de ofrecer una realidad global, una tensión y una idea muy trabajada de unidad. Y también el mismo punto de vista: el narrador parece interpelar a sus personajes, hacerles confidencias, enjuiciarlos incluso a través de una radiografía social en la que se aborda el desamor, los conflictos de pareja, la identidad y el sexo de este puñado de criaturas literarias, casi siempre a la deriva, insatisfechas, que intentan adueñarse de la película de su vida, siempre la misma y siempre diferente, dispuesta a alcanzar el éxito, la fama y el renombre definitivo. Un viaje al corazón de sus propias tinieblas sobre el que Ferré tiene clara una cosa: “Toda huida es siempre hacia delante”.