La significación
O Futuro
Abraham Gragera
Pre-Textos
100 páginas | 16 euros
El poema es esencialmente futuro. Alguna vez, al leer cómo un poeta releía a otro poeta, Abraham Gragera ha escrito que la poesía surge al margen de la urgencia política, estética y sentimental de la actualidad. O Futuro empieza por fijarse en algo hondamente social, familiar y de paisaje, para ir convirtiéndose en una extrema hipótesis combinatoria a partir de lo que todo aquello tenía en común: amor allí; proyección, se diría, de amor desde allí. El amor en O Futuro se parece a la poesía como combinación extraña de lo particular con lo particular y como fusión de estas particularidades con el mundo.
Tras un inicio que mira al pasado familiar como en las novelas y juega solo a ser horizonte del que surgirán las variaciones, la poesía es aquí limpiamente instauradora: funda un tiempo que existe en palabras desde que ese inicio ya ha asentado la tierra y la familia y el amor como “encarnadura” de lugares y seres concretos. Empieza entonces la imaginación más concreta aun del poema hacia sí mismo, música de correlaciones imprevistas apoyadas en “la neutralidad del mobiliario” o en “gente sin peso, población flotante”, “tenaz como la aguja del segundero de un reloj recién parado”.
O Futuro descoloca paso a paso el mundo gracias a la progresiva velocidad mental con que pone a convivir la irradiación de datos del amor y de la historia común. Uno de los versos del libro, igual que aquel artículo del autor sobre dos poetas, se declara en contra de la insignificancia. Los poemas de O Futuro eligen y cifran y combinan cosas regresadas de lo real hasta darles nueva significación en palabras que convierten, como en la magia, lo normal en extraordinario; el pasado y sus piezas, en futuro. Se revientan los datos objetivados de la vida hasta llegar a la única significación que supera a cualquier teoría sobre la vida: los poemas aciertan a ver en crudo la vivencia como solamente material y a ponerlo en tensión con otros materiales. Esa tensión logra imágenes tocadas por ráfagas de pensamiento y el resultado se antoja algo parecido a la clamorosa significación involuntaria en que consiste el arte.
La significación que Abraham Gragera pide en verso y en prosa crítica a la poesía es algo que en general puede añorarse por defecto o por exceso y que, sin obviedad, se verifica solo en signo, en poema. De nada serviría una sobrecarga de significación filosófica o vital sin la vuelta a objetos que necesitan ser mirados y reinventados como en el uso que Gragera da en su libro a cierta inocencia narrativa inicial, o a la constancia de referentes supuestos de alguien que en principio está en un sitio con alguien. Ver en esa primera vibración un panorama estético “conservador” sería no ver O Futuro, sino solo su premisa, la tensión de su primera disposición.
La poesía es en O Futuro un equivalente, un sustituto de la vida, cuyos movimientos el libro no solo canta o cuenta, sino que emula: creo que el muy consciente progreso o plan de estas páginas está en el sacrificio, en el juego, en la elegancia, en la falta progresiva de límites temporales, en la atomización de espacios hacia microespacios más contrapunteados a cada instante. En ese avance están el terror y la grandeza y el anti-conservadurismo de Gragera: la búsqueda de significación se vuelve implícita y acto contra la renuncia a ser dueños de una capacidad final de armonía entre lo que tenemos y lo que imaginamos, entre las cosas y lo que ellas descubren entre ellas.