Memoria de Cetina
Rimas
Gutierre de Cetina
Ed. Jesús Ponce Cárdenas
Cátedra
1240 páginas | 25,70 euros
No se sabe a ciencia cierta cuándo nació el poeta sevillano Gutierre de Cetina, pero debió de ser hacia 1514. Compaginó a lo largo de su vida el oficio de las letras con el de las armas. Murió en la ciudad mexicana de Puebla, de resultas de las heridas que le infligieron en el curso de una reyerta callejera, a los cuarenta años de su edad, en torno a 1554, de modo que su vida transcurrió en su práctica totalidad durante el reinado del César Carlos, en uno de los momentos más sugerentes y atractivos de la historia de España. Con motivo del quinto centenario de su nacimiento, la colección Letras Hispánicas de Cátedra ha consagrado su número 739 a las Rimas de don Gutierre en un volumen de más de mil doscientas páginas. Se ha hecho cargo de la edición un joven especialista en nuestra poesía del Siglo de Oro, tanto de su vertiente más luminosa y renacentista como de su costado más hermético y barroco, ni más ni menos que Jesús Ponce Cárdenas, uno de los filólogos más eruditos y sensibles que pueden encontrarse en la actualidad.
Editar, por ejemplo, el Polifemo de Góngora no está al alcance de cualquiera, y Ponce llevó a cabo esa tarea en 2010, dentro de esta misma colección de Cátedra, con un acierto extraordinario y una capacidad exegética sin límites. Lo mismo ocurre con esta poesía completa de Cetina, superando las beneméritas aportaciones de Joaquín Hazañas y la Rúa (que editó unas Obras de nuestro autor en dos míticos volúmenes sevillanos y en 1895) y de la ilustre cetinóloga Begoña López Bueno (que se había encargado de la edición de los Sonetos y madrigales completos de don Gutierre en un tomo de Letras Hispánicas aparecido por primera vez en 1981). La difusión de los versos de Cetina se llevó a cabo por vía manuscrita. Algún impreso hay que recoge tal o cual pieza suya, pero para acercarnos a su obra poética es preciso recurrir a un manuscrito que perteneció a Antonio Rodríguez Moñino y que hoy se conserva en la Real Academia Española con la signatura Ms. RAE-RM 6939. Hay, además, dos manuscritos de la Biblioteca Nacional (el 2856 y el 2973) que resultan muy útiles para transcribir la obra cetiniana, lo mismo que el manuscrito 506 de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, más conocido como Cancionero sevillano de Toledo, recientemente editado por J. J. Labrador, R. A. Di Franco y J. Montero (Sevilla, Universidad, 2006). A partir de esas fuentes —y de otras muchas, manuscritas e impresas, que no cito— ha levantado Ponce Cárdenas un edificio más perenne que el bronce, pues eso es, y no otra cosa, su edición de las Rimas de Cetina, llevada a cabo de manera impecable y revelándose como insuperable desde la perspectiva del comentario histórico, lingüístico y literario, que presenta sus credenciales en el libro con una exhaustividad apabullante.
Se recupera en este libro la Fábula de Amor y Psique, una pequeña composición épica: delicioso epilio cuyas octavas reales, entretejidas por la sabia musa del soldado y poeta Cetina, fueron concebidas en paralelo con una suite de treinta y tres maravillosos grabados italianos que se reproducen aquí, acompañando a cada octava. De ese modo, se superpone al placer de la lectura el de la visión de las láminas, dotadas, como dice Ponce, “de una delicada lascivia”, lo que siempre es interesante. Con todo, el lector avisado acudirá en primer lugar a la página en que aparece la composición más famosa de Cetina, o sea, el madrigal IV, aquel que comienza con el verso “Ojos claros, serenos” y que varias generaciones de españoles tuvimos que aprendernos, gozosamente, de memoria. A los diez versos del madrigal se añade un comentario de tres páginas en letra pequeña que no deja rincón alguno del poema sin escudriñar críticamente. Eso ocurre también con las demás poesías del grueso tomo.