Oscura luz
Cánticos (Gesänge)
Friedrich Hölderlin
Versión española de Jesús Munárriz
Edición de Anacleto Ferrer
Hiperión
360 páginas | 17 euros
Dice Anacleto Ferrer, máximo especialista en Friedrich Hölderlin y editor de esta edición bilingüe de sus Cánticos, que los versos que los conforman son los más luminosamente oscuros que salieron de la pluma del poeta wurtembergués. Fueron escritos en un período vital especialmente delicado de su salud psíquica, que terminaría con la crisis definitiva que lo condujo a la locura. El gran Píndaro está detrás de los Gesänge hímnicos que nos ofrece ahora Hiperión en pulquérrima versión de Jesús Munárriz. Resulta excepcional que un hombre, en vísperas de adentrarse en las tinieblas de una enfermedad mental irreversible, sea capaz de generar tanta belleza como contienen los poemas que componen la serie de sus Cánticos.
Desde su fundación en 1975, Hiperión ha rendido culto a Friedrich Hölderlin. Hay una quincena de libros hölderlinianos presentes en su catálogo, así como varios ensayos sobre su obra (de Wilhelm Waiblinger, del citado Anacleto Ferrer, de Helena Cortés Gabaudan y de Alberto García Ulecia), e incluso un homenaje poético con motivo del sesquicentenario de su muerte, acaecido en 1993: Poetas del poeta, con textos recopilados por Ferrer y Munárriz.
Anacleto Ferrer Mas, nos cuenta, en el epígrafe final de su espléndida introducción a estos Gesänge, cómo debe a Cernuda y a Jesús Munárriz su dedicación al estudio y traducción de Hölderlin. Cernuda llegó a escribir, a raíz de su traducción de unos poemas hölderlinianos aparecidos en la revista Cruz y Raya a comienzos de 1936, que aprendió, versionando a Hölderlin, “no solo una nueva visión del mundo, sino una técnica nueva de expresión poética”. De la labor de Munárriz como traductor y difusor en nuestra lengua de la obra hölderliniana podríamos hablar varias horas seguidas, pues ha sido tan productiva como fundamental. Los Cánticos de ahora los tradujo hace casi veinte años. Solo después de concienzudas revisiones para tomar en cuenta las ediciones críticas más recientes, se ha decidido el poeta y traductor español a dar a las prensas su versión castellana de los Gesänge, urdida por primera vez en 1995, precisamente cuando Ferrer daba los últimos toques a su edición de Empédocles, que vio su primera luz en 1997 en Ediciones Hiperión.
El resultado no puede ser más satisfactorio. Jesús Munárriz respeta esa “construcción áspera” que el malogrado Norbert von Hellingrath (1888-1916) reconocía en la poesía de Píndaro y del Hölderlin tardío, sin renunciar en ningún momento al uso en su versión de un castellano fluido y musical que “ni elude ni enfatiza —como dice Anacleto Ferrer— el hermetismo de estos versos”. Hölderlin ocupa en las gradas de la poesía universal un asiento privilegiado. Los poetas lo admiramos y los filósofos lo analizan con el mismo entusiasmo que los filólogos. También Von Hellingrath situaba los Gesänge publicados ahora por Hiperión en la cumbre de la producción hölderliniana, de la que, según él, constituían “el corazón y el núcleo” de la misma.