Biblioteca de Alejandría
Roberto Casati en Elogio del papel dijo, para provocar, que lo que no se escribe en la pulpa de celulosa no es lectura. Aunque hay millones de ciudadanos que leen en las redes y en los libros electrónicos, también hay gente que sigue pensando que acceder a internet no es leer sino fisgar. En otras épocas la gente ha escrito, en los árboles, en los muros de las celdas y otros han descifrado los mensajes y los poemas. Hoy no se han cerrado las bibliotecas, siguen editándose libros, el folio subsiste, pero internet se ha cargado ya la mitad de las editoriales, de los libros, de las películas, de las canciones. Con el tiempo, como en la época del ludismo, dejará parados a millones de ciudadanos que trabajan en los hospitales, en los bancos y en la administración. Y hay quien se pregunta si en internet se lee o se huronea y cotillea. Da igual. Que cada cual lea como quiera; lo importante es que se escriba, se publique y haya una biblioteca abierta sea en las nubes o en los bares.
Me dijo Carmen Balcells cuando empezó la lucha entre el papel y el viento: “Lo importante en la escritura es la imaginación, el talento, el soporte es lo de menos”. Acertaba; en la lucha final está ganando la batalla lo que se escribe en el aire. La transformación digital ha dejado tiritando un modelo de producción, como ya ocurrió cuando aún no había surgido el papel y el pergamino resultaba caro. Primero fue la corteza del árbol, después la tablilla de arcilla, luego el papel, y por último internet, y ahora estamos en plena metamorfosis cultural: la oruga se transformó en mariposa. Como en tiempos de Cervantes “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Se puede leer en libros y periódicos, en dispositivos móviles, tabletas, diarios on line, teléfonos. Y así como muchos libros nunca fueron leídos, muchos textos de la Red, tampoco; se necesitarían años luz. Lo trascendente para el saber y para gozar de la lectura hedónica no es el soporte, ni las cifras de producción; lo importante es que “siempre perviva Alejandría” y no la destruyan los bárbaros, los fieles o los infieles.