Presentado el ‘Diccionario Biográfico electrónico’ de la Real Academia de la Historia
Se trata del mayor entorno digital de contenidos sobre la historia de España, con más de 45.000 personajes, muchos de ellos biografiados por primera vez
El Palacio Real de El Pardo, bajo la presidencia de Sus Majestades los Reyes, acogió el acto de presentación del DB~e de la Real Academia de la Historia, que contó con la intervención de S.M. el Rey; Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia, y Jaime Olmedo, director técnico del DB~e. También estuvieron presentes José María Álvarez-Pallete e Isidro Fainé, presidentes de Telefónica y la Fundación Bancaria “la Caixa”, respectivamente, cuyo apoyo y colaboración han permitido el desarrollo electrónico de este proyecto. Gracias al compromiso de estas instituciones con la cultura estos contenidos están a partir de ahora disponibles para el público en la página web de la Real Academia de la Historia (www.rah.es).La edición electrónica del DB~e permitirá la difusión de información biográfica correspondiente a más de 45.000 personajes relevantes en la Historia de España —muchos de ellos biografiados por vez primera—, desde el siglo VII a. C. hasta el siglo XX, pertenecientes a todos los ámbitos, disciplinas y saberes, con especial atención a las áreas geográficas que, además de la Península, formaron parte de la Administración española: la América virreinal, los territorios transpirenaicos, Cuba, Puerto Rico, Filipinas, el Milanesado, etc. Se dispone por vez primera en soporte electrónico de un volumen de información historiográfica sobre el mundo hispánico nunca antes logrado.
Con el desarrollo y la puesta en marcha de esta base de datos, se consolida una red de más de quinientas instituciones científicas nacionales e internacionales que han colaborado con la Real Academia de la Historia y el conjunto de más de 4.000 historiadores e investigadores españoles y extranjeros que han contribuido a elaborar el DB~e, una obra de referencia para el conocimiento y estudio de la Historia de España.
El resultado es un proyecto innovador que desarrolla contenidos culturales y servicios digitales de calidad. En el ámbito hispánico no existe ningún proyecto digital como este, que canaliza una de las mayores redes de conocimiento histórico al servicio tanto de usuarios generales como de la comunidad científica e investigadora.
El DB~e ha sido posible gracias a la colaboración de Telefónica y de la Fundación Bancaria “la Caixa”, y en él han participado cerca de quinientas instituciones y cinco mil especialistasA diferencia de otros recursos de tipo historiográfico presentes en Internet, la edición electrónica del DB~e aporta no solo su riqueza de datos, sino la diversidad de sus numerosos criterios de búsqueda y su modulación en diferentes niveles de consulta. Los buscadores del DB~e permiten la localización alfabética, búsquedas por descriptores normalizados, navegación hipertextual, búsquedas textuales en las biografías, acotaciones cronológicas, geográficas y disciplinares, por ámbito religioso-cultural y por sexo. Además, todos los contenidos cuentan con el criterio de autoridad y la garantía de calidad científica.En el ámbito hispánico se asegura, pues, la permanencia y enriquecimiento de un entorno virtual pionero en la sindicación de contenidos de tipo histórico-biográfico. A partir de esos contenidos, y gracias al apoyo de Telefónica y la Fundación Bancaria “la Caixa”, Telefónica Soluciones ha desarrollado una plataforma digital, teniendo en cuenta criterios de usabilidad y sencillez en la recuperación de los datos y explotando al máximo todas las capacidades mediante potentes motores de búsqueda.
El DB~e no es una obra normativa. No se pretende, por tanto, el acuerdo absoluto sobre todas y cada una de las biografías. El DB~e es una obra de referencia. La visión completa de un personaje o de un período no puede lograrse por la lectura de biografías aisladas. La lectura de cada biografía se ve complementada con la información aportada en otros perfiles relacionados y fácilmente localizables gracias a los vínculos directos e indirectos que ofrece el desarrollo digital.
Una modernidad alternativa: Los usos del “escritor imaginario” en la tradición hispánica
MARIA ROSELL
Desde la Antigüedad grecolatina hasta nuestros días, obras artísticas, objetos, e incluso personas y espacios han sufrido algún tipo de falsificación. El enriquecimiento personal o la forja de señas culturales amparadas en ritos, celebraciones, himnos, indumentarias, gastronomía, banderas y costumbres —que son de fábrica decimonónica, generalmente— han sido las mayores motivaciones. En el ámbito de las letras, otro de los motivos recurrentes ha surgido de la necesidad de ocultación con pseudónimos por razones ideológicas o personales; esta práctica se extendió hasta tal punto, que en el siglo XIX proliferaron los diccionarios dirigidos a “desenmascarar” a los escritores consagrados que se valían de este medio considerado como espurio por los vigilantes de la moral.
Por otra parte, a lo largo de la Modernidad, se detecta en toda Europa el impulso creativo de un numeroso elenco de autores que provoca a la industria editorial lanzando al mercado la obra y biografía de autores completamente falsos. Esta es la línea adoptada en pleno apogeo romántico por Prosper Mérimée, quien pone en escena en 1823 a una de las pocas mujeres protagonistas de la falsificación teatral: la dramaturga y actriz española Clara Gazul; o, posteriormente, por el poeta Pierre Louÿs, cuando en 1895 publica el notable hallazgo de unos poemas eróticos grabados en la tumba de la poetisa lésbica Bilitis.
Francia, sin duda, ha sido modelo para otros escritores españoles como Octavio de Romeu, heterónimo dandi de Eugenio d’Ors desde 1902, o para el exiliado leonés, también imaginario, Sabino Ordás, producto colectivo de la necesidad de buscar un maestro generacional para Luis Mateo Díez, José María Merino y Juan Pedro Aparicio a finales de los setenta.
Estas prácticas, que, según la óptica, se contemplan como vanas supercherías o como genialidades, se han convenido en llamar apócrifas —por ocultas, misteriosas y poco canónicas—. De ahí que el Ossian de Macpherson o los heterónimos de Fernando Pessoa figuren en lo alto del podio de estos gestos literarios de “fingidores” a los que se unirían otros como Machado de Assis, Valéry Larbaud y Paul Valéry. Todos ellos son los referentes más cercanos de la órbita de “falsificaciones”, con fines lúdicos y políticos de poetas españoles como Federico García Lorca, artífice del “poeta nacional” Isidoro Capdepón, sobre el que en 1923 se trata de tramar un plan de intervención social con el falangismo de fondo.
Con estos antecedentes, es indispensable centrarse en la cara opuesta de la Generación del 27 para reivindicar el legado de Max Aub, pues su experimentalismo produjo algunas de las obras más originales de la época, tal y como demuestra el último volumen de la reciente edición crítica de sus Obras completas: de su afán “mistificador” destacan la novela titulada como su protagonista, Luis Álvarez Petreña, que se escribió y reescribió a lo largo de casi cuarenta años (hasta 1971), y el libro-catálogo de arte titulado Jusep Torres Campalans (1958), centrado en un pretendido pintor cubista amigo de juventud de Picasso —cuyos lienzos pintó y expuso el propio Aub por el mundo para dar “ilusión de realidad” al invento.
En definitiva, todas las obras citadas ilustran el hecho de que la falsificación, para tener éxito, exige cómplices, un vasto control del estado de conocimiento sobre el objeto escogido, y el engranaje de datos y materiales que aporte verosimilitud al resultado. Más de lo que pudiera suponerse, la cultura peninsular ha convivido hasta el presente con ella, y el universo de la ficción literaria es el marco idóneo para la indagación en nuevas consideraciones sobre el equilibrio entre obra, autor y firma.