Los libros del futuro
Ortiz Echagüe no fue solo un gran fotógrafo, sino un fotógrafo editor. Las innumerables ediciones de sus legendarios España: Tipos y Trajes y España: Pueblos y Paisajes así lo atestiguan. Sin embargo, en el panorama de su tiempo, Ortiz Echagüe es una isla, mientras que en nuestros días, los fotógrafos españoles que están preparados para dar el gran salto se cuentan por decenas.
Permítanme ser radical: cuando tanto se habla del fin de los libros impresos y del comienzo de la era del libro electrónico, los libros de fotografía tienen un futuro espléndido. Y en nuestro país, también. La fotografía española vive un momento muy alentador. No es un sueño, sino una magnífica realidad que se asienta en cuatro pilares fundamentales.
En primer lugar, la calidad de nuestros creadores. En las últimas décadas, la fotografía española se ha ido cuajando de nombres fundamentales. Los Català-Roca, Miserachs, Cualladó, Pérez Siquier, Masats… que asombraron con sus imágenes en los años cincuenta, sesenta y principios de los setenta, dieron paso a una generación gloriosa en la que estaban Koldo Chamorro, Cristina García Rodero, Cristóbal Hara y compañía. Y una magnífica relación de autores de una gran personalidad, como Alberto García-Alix, Chema Madoz, Ouka Leele… Los nombres siguientes, la que podríamos llamar generación del 2000, cumplieron la tarea pendiente de dar el salto internacional. Los jóvenes fotógrafos españoles, desprovistos de complejos, corren por el mundo de la mano de sus colegas de otros países.
Mientras tanto, la resonancia social y cultural de la fotografía (PHotoEspaña es un festival internacional de referencia que ha puesto a nuestro país en el mapa, nuestros museos atienden con interés a la fotografía, el premio Príncipe de Asturias acaba de premiar a una fotógrafa…) ha creado el caldo de cultivo necesario para que exista un público ávido que va a exposiciones, llena conferencias, reconoce autores y desea saber más y guardar en su memoria tantas y tantas imágenes fundamentales.
Desde el punto de vista industrial, nuestras imprentas trabajan en un nivel de excelencia, y en medio de la crisis económica y tecnológica, compiten a nivel internacional y ofrecen un producto impecable. Son mejores que las inglesas, las norteamericanas, las francesas… e igualan en calidad a las alemanas o las italianas. Es así y así hay que decirlo. No lo pueden hacer en precio con las chinas, pero ese es un problema de todo el mundo desarrollado, no solo de las imprentas.
Finalmente, los editores. ¿Estamos preparados? Sin duda. Lo quiero decir de una forma muy directa: tenemos todas las bases para estarlo. Y tenemos un inmenso mercado de 500 millones de personas, de países con una larga tradición fotográfica y de lectores cada vez más cultos, más modernos, más activos. En La Fábrica estamos convencidos de que la fotografía, los libros de fotografía en España, pertenecen más al futuro que al pasado. Y trabajamos con este convencimiento. Cada año, presentamos a los mejores autores históricos y contemporáneos, publicamos en torno a cincuenta libros, vendemos el 25 por ciento en las librerías de fuera de nuestro país y colaboramos con las grandes editoriales internacionales. De tú a tú. También con los mejores centros de arte de nuestro país y de Europa. Publicamos en español e inglés indistintamente… y sabemos que estamos en un sector donde las grandes tiradas —como aquel Cabezas Españolas de Ortiz Echagüe— pertenecen al pasado… o al futuro. Ese es el objetivo.
Alberto Anaut es presidente de La Fábrica.